Generan suciedad, dañan los monumentos y pueden transmitir enfermedades a los humanos. Por este motivo, el Ayuntamiento de Alicante lleva a cabo periódicamente batidas para controlar la población de palomas en diferentes puntos de la ciudad. La última tuvo lugar hace escasos días y en ella se capturaron más de 542 ejemplares de estos animales, según han señalado desde la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Alicante. Se trata de una captura mayor que en otras ocasiones tras haberse detectado en las últimas semanas un incremento en la proliferación de estos animales.

El mayor número de palomas, 378, fueron atrapadas en la zona de las harineras, en el barrio de Benalúa. Según explica el concejal de Sanidad en el Ayuntamiento de Alicante, Antonio Ardid, "este es uno de los puntos donde más aves se concentran debido a que es una zona tranquila y las palomas se alimentan de los restos del trigo empleado por las empresas de la zona para hacer la harina".

También se han llevado a cabo batidas en otros puntos de la ciudad, como la plaza Navarro Rodrigo, en Calvo Sotelo, en la plaza Olivaretes, en la avenida Padre Esplá, en Federico Soto y en la plaza de Luceros.

Cada tres o cuatro meses el Ayuntamiento lleva a cabo este tipo de capturas, "con las que conseguimos que la población de palomas de la ciudad se mantenga en un número óptimo para que los vecinos puedan disfrutar de estos animales sin que su proliferación se convierta en un problema", explica Antonio Ardid. Y es que, el concejal de Sanidad recuerda que estas aves "pueden transmitir enfermedades a los humanos a través de los pulgones, al margen de provocar problemas de suciedad en calles y plazas de Alicante". Además, la paloma es un ave con una alta capacidad de reproducción, "lo que en ocasiones complica su control", apunta Ardid.

Por otro lado, los excrementos de las palomas son altamente dañinos para los monumentos, ya que contienen componentes ácidos que deterioran la piedra.

Para cazar a estas palomas, los empleados de la empresa concesionaria del servicio preparan cajones con comida para que las aves se concentren en estas zonas. Días más tarde las atrapan con grandes redes.

Según explican desde la Concejalía de Sanidad, las palomas son trasladas a una zona a las afueras de la ciudad. Las aves que están sanas son desparasitadas, alimentadas y sacrificadas "con métodos incruentos e indoloros, según se recoge en la ordenanza municipal", para posteriormente servir de alimento a aves de cetrería, como los halcones que sobrevuelan los aeropuertos para evitar que otras aves entorpezcan el aterrizaje o despegue de los aviones.

Falta leve y sanciones por alimentarlas

Desde el año 2003 está prohibido alimentar a las palomas en la ciudad de Alicante. En octubre de ese año, el entonces alcalde, Luis Díaz Alperi, publicó un bando en el que se establecen multas de entre 30,05 y 601,01 euros a las personas que den de comer a estos animales en las zonas públicas de la ciudad. Una conducta que se considera una falta leve. El concejal de Sanidad, Antonio Ardid, destaca el bajo número de sanciones de este tipo que se imponen en la ciudad de Alicante. "Normalmente es gente mayor y basta con que la Policía simplemente les avise de que lo que están haciendo no está permitido". Para elaborar el bando, el Ayuntamiento de la ciudad se basó en un informe sanitario en el que se valoraba el riesgo que estos animales representan para la salud pública. Desde el año 2002 se han eliminado de las calles alrededor de 17.000 ejemplares de palomas. p. a.