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La crisis que sufren las fiestas del barrio José Antonio no logró ayer enturbiar la Entrada a pesar de que muchos festeros temen por su continuidad. Las fiestas de Moros y Cristianos vivieron su día grande con la gran entrada conjunta, acto que centra las celebraciones y que sirvió también como reclamo para que el distrito no pierda esta tradición.

A las 21 horas comenzó desde la plaza de Navarro Rodrigo el desfile en el que participaron más de 300 festeros repartidos en las seis filàs del bando moro y las seis del cristiano.

El aperitivo al desfile fue la Entrada de Bandas a la que pusieron ritmo 200 músicos. Después del desfile los vecinos del barrio se unieron para celebrar la tradicional cena en el cuartel.

Esta fiesta, que cumple 33 años, busca nuevos festeros que quieran disfrutar de estos días. Es el llamamiento que durante las última semanas lleva haciendo la sociedad que organiza los actos, La Kasba. La situación económica de la organización, que este año no ha podido ni confeccionar un programa de actos, se dejó ayer de lado para disfrutar de la música que llenó las calles del barrio.

Hoy los festeros ponen el broche final a sus fiestas con la ofrenda de flores, que se celebrará a las 12 horas en la iglesia de San Juan Bautista de Benalúa. Después tendrá lugar la embajada cristiana y por la tarde, a las 20 horas, la mora.