Con los calores del mes de julio ya marcando el calendario, Alberto Fabra cumple un un año al frente de la Generalitat después de que el "dedo seleccionador" de Mariano Rajoy, entonces aún aspirante a llegar a La Moncloa, le eligiera para lidiar con el legado de Francisco Camps, obligado a dimitir después del auto con el que el TSJ le procesaba por los trajes de Gürtel. En el peor momento, quizá, de las tres décadas del Estatuto -efeméride que también se cumple este mes- y con el modelo autonómico cuestionado, Fabra completa sus primeros doce meses al frente de un Consell que, en estos momentos y conforme a los datos que refleja la estadística, languidece lastrado por el azote de una recesión económica cuyos mayores efectos está padeciendo la Comunidad.

La California de Europa, como algunos dirigentes del PP pregonaban henchidos durante la época de las vacas gordas, se ha convertido en la Grecia de España, con las calificaciones de las agencias de calificación en nivel de "bono basura". Como en Grecia. Y la economía valenciana no ofrece síntomas de mejoría. Todo lo contrario. Cuando se desploma lo hace más que la media del Estado y cuando crece registra peores indicadores: siempre el doble en ambos casos. El saldo desde 2008, como se puede apreciar en uno de los cuadros, es cada vez más negativo. Durante ese periodo, la Comunidad es la que ha registrado una mayor desaceleración económica en toda España con más de dos puntos de caida, dos veces la media del resto del Estado.

A lo largo del año de mandato de Alberto Fabra, el escenario no ha cambiado. Los indicadores siguen apuntando que la economía valenciana sigue lejos de la media de España. La Comunidad no puede esgrimir el consuelo de ser el tuerto en el país de los ciegos. Ni eso. El Consell de Fabra no tiene margen de maniobra. El plan de reequilibrio impuesto por el Gobierno de Mariano Rajoy para contener el déficit -cuatro veces por encima de la previsión en 2011 y ajustado en lo que va de año por los adelantos de dinero- y calmar a los mercados obliga a un "tijeretazo" de casi 2.300 millones. Un recorte que afecta a servicios básicos como Sanidad -pendiente de un proceso de privatización iniciado por Fabra- o Educación y que, al tiempo, supone nuevos impuestos ambientales o el copago en la Justicia. No se invierte -apenas un 5% del gasto en el primer cuatrimestre de 2012- y al presidente de la Generalitat no le queda más que tratar de cubrir los gastos generados por la gestión del "día a día" de las competencias del Consell, algo que, en cualquier caso, no está consiguiendo.

Los impagos se han convertido en una palabra habitual en el debate político de la Comunidad. Durante este año de mandato de Fabra, por ejemplo, se han agudizado los retrasos en el abono de los gastos de funcionamiento de los colegios, las farmacias tienen encima de la mesa un paro indefinido y entidades sociales como Alicante Acoge han tenido que echar el cierre. Hay dinero para pagar las nóminas y para cumplir con los vencimientos de deuda. Poco más. Durante este año, la Generalitat tendrá que abonar vencimientos derivados de sus operaciones de tesorería por valor de 8.120 millones, una cuarta parte de los pagos de todas las autonomías del Estado.

Y encima no parece que, en estos momentos, el horizonte de futuro esté demasiado definido. El plan de pago a proveedores ha obligado a la Generalitat a "sacar de los cajones" facturas pendientes de abono por importe de más de 4.000 millones, récord absoluto en toda España. No saldrá gratis. Habrá que pagar el préstamo. Esa nueva inyección de dinero, ya recibido por el Consell hace unos días, ha vuelto a convertir a la Comunidad en la autonomía con más deudas financieras en relación a su PIB superando en algo más de un punto a Cataluña y Castilla-La Mancha y acumulado préstamos por más de 26.000 millones, cantidad que no es mayor porque los bancos han cortado el grifo. Con la economía parada, con las deudas creciendo y, para terminarlo de redondear, cada vez más pobres. La renta per cápita siguió bajando y sólo es el 88% de la de España.

"Fabra no tiene ninguna excusa. Es cómplice de la gestión de Camps"

Para Julián López Milla, diputado en las Cortes y secretario de Economía del PSPV, la situación generada por el Ejecutiva de Alberto Fabra es "caótica". "La crisis que estamos padeciendo los valencianos es muchísimo más grave", alerta el parlamentario. "Sólo se puede hacer un balance muy negativo. Se ha incrementado el déficit y se han ocultado centenares de millones de euros de facturas en los cajones. Con Fabra, la actividad económica valenciana sigue retrociendo lo que nos ha conducido a una crisis más grave que la que padece el resto de España, con tasas de paro más elevadas", describe Julán López. Para el diputado, en todo caso, en estos últimos doce meses, a Fabra se le ha agotado el discurso victimista que mantenía contra Zapatero. "La llegada de Rajoy a la Moncloa ha revelado cuál es la responsabilidad del Consell en la situación de nuestra Comunidad, peor que la del resto de España como consecuencia de las políticas desarrrolladas por el PP durante los últimos 17 años. Y a Fabra no le cabe excusas. Es cómplice de Camps", dijo. P. r. f.