Como si de una ironía del destino se tratara, el portavoz del PP, Rafael Blasco, se enteró ayer durante un acto solidario con niños en las Cortes de la decisión de la juez que instruye la causa por el presunto fraude en las ayudas a la cooperación con el Tercer Mundo de iniciar la vía para su posible imputación, la línea roja que marcó el Ejecutivo de Alberto Fabra para reclamarle la dimisión. El acto, con presencia del titular de la Cámara, Juan Cotino, portavoces del resto de grupos, representantes de Cruz Roja y medio centenar de escolares, se desarrollaba sobre las 13 horas en el hemiciclo, en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Blasco, otra ironía, se encontraba en el escaño de la bancada azul del Consell que durante las sesiones de las Cortes ocupa el vicepresidente, José Císcar, con quien mantiene malas relaciones y quien en las últimas semanas ha puesto cara y voz a la censura de Fabra de las irregularidades cometidas durante la etapa en que Blasco fue conseller de Solidaridad, entre 2007 y 2011.

El portavoz popular recibió entonces un SMS a su teléfono móvil avisándole de la decisión judicial. Blasco torció el gesto, demudó la expresión. Miró hacia arriba, a un lado y, visiblemente inquieto, se encaminó con una carpeta que manejaba nervioso a hacerse la foto de grupo. Bastante más pálido que al inicio del acto. Al concluir los "flashes", los periodistas acudieron a él para inquirirle: "¿Va a dimitir como portavoz del... ?" "No", contestó. "¿No le puedo preguntar?", insistió el informador. "Sí, y yo no contestarle", dijo. A primera hora de la tarde, Fabra le llamó y se reunieron de urgencia durante solo 30 minutos.