Con varias décadas como diplomático a sus espaldas, pocos conocen mejor que él cómo ha virado la política española desde la llegada de la Democracia. Inocencio Arias (Almería, 1940) desgrana en su último libro -"Los presidentes y la Democracia. Me acosté con Suárez y me levanté con Zapatero"- algunos secretos de los cinco últimos jefes del Ejecutivo y cómo concebían el papel de nuestro país en el mundo.

La publicación, presentada ayer en el Club INFORMACIÓN, arranca con un análisis del papel que desempeñó Adolfo Suárez, bautizado como "el mago de la transición". De él cuenta una anécdota que demuestra su inteligencia, según relata Inocencio Arias. "Qué Suárez olfateaba por dónde iba la historia y que era una persona audaz nos lo muestra su tratamiento de la boda de Carmencita, nieta de Francisco Franco". Suárez, según narra el diplomático, desobedeció a su superior y se negó a que el enlace se transmitiera en directo en TVE. Sobre todo, porque "algunos duros del régimen franquista alimentaron la ilusión de que Franco podría dar frenazo en su designación de don Juan Carlos e inclinarse por su inminente nieto". Pues bien, Suárez se posicionó al lado del Rey y terminó ganando en pulso.

De Leopoldo Calvo Sotelo, "un hombre tranquilo", recuerda que su mandato duró solo un año y ocho meses, que su partido se estaba "deshilachando a ojos vista" y que coincidió con el fallido golpe de Estado del 23-F.

A Felipe González lo bautiza como "un debutante con sentido de Estado". Arias recuerda, entre otros aspectos, su detención por el régimen franquista. Además, destaca que asumió el timón de España en "un momento notable de la presencia del país en la escena internacional". Y González "supo estar en Europa".

A José María Aznar también le dedica parabienes. Pese a las críticas feroces que recibió el expresidente, sobre todo por el apoyo a Estados Unidos en la guerra de Irak, Inocencio Arias asegura que la entrada en el euro se "superó con nota", que Aznar no mintió cuando dijo que creía que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva -nunca se encontraron- y recordó que terminó su mandato "con una placentera situación económica".

El peor parado es José Luis Rodríguez Zapatero, "el hombre que no sabía demasiado". De él recuerda una cena que organizó con un nutrido grupo de líderes mundiales en Nueva York, pero que terminó en "espantá". ZP, según Arias, cambió de idea a última hora y no acudió a esa cita.