La primera reunión entre el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y el nuevo líder del PSPV, Ximo Puig, terminó entre gestos de buena voluntad, declaraciones de intenciones y alguna iniciativa pero, a la postre, sin ningún tipo de acuerdo concreto para combatir la crisis económica que, en estos momentos, mantiene a cerca de 700.000 valencianos en el paro. El jefe del Consell, de hecho, rechazó una propuesta lanzada por Puig para, incautando fondos de las diputaciones a través de la Ley de Coordinación, poner en marcha un plan de empleo dotado con 100 millones destinado a jóvenes y desempleados de larga duración cuya financiación surgiría de los presupuestos de las corporaciones provinciales. Así que, al menos de momento, no hay compromisos concretos entre los dos principales fuerzas políticas valencianas para afrontar la crisis económica pese a la coincidencia de ambos en que urge un gran acuerdo entre partidos, sindicatos y empresarios para combatir el paro o mejorar la financiación de la Comunidad. ¿Acuerdos en firme? Ninguno.

El dirigente socialista llegó al Palau de la Generalitat con la intención de situarse en el mapa y de empezar a construir su propio liderazgo, todavía muy débil. Y lo hizo con una propuesta sustentada en dos compromisos: la regeneración democrática, que incluiría la "transparencia" de las instituciones con medios de comunicación públicos "plurales"; y, en segundo lugar, la apertura de un proceso de diálogo para la reconstrucción de la Comunidad, actuación que debe incluir los pactos para la creación de empleo y acelerar la reforma del Estatuto para lograr, a partir de 2013, una mejora de la financiación autonómica acorde con la aportación de la Generalitat a las cuentas del Estado. En esta materia, incluso, llegó a pedir, aunque tampoco hubo más concreción, "unidad de acción" como también para reclamar el Corredor Mediterráneo. Finalmente, el líder del PSPV propuso un gran pacto entre todas las fuerzas políticas para "recuperar" la imagen de la Comunidad, muy deteriorada por la crisis, por las dificultades financieras y, sobre todo, por los casos de corrupción, contra la que Puig se comprometió a seguir luchando "sin descanso".

En medio de una ausencia casi total en los discursos de medidas concretas contra la crisis, sólo el líder socialista fue capaz de poner encima de la mesa una propuesta acompañada de una cifra: 100 millones para empleo. Con el remanente de tesorería de las diputaciones, las únicas instituciones que por su modelo de financiación siguen teniendo un cierto margen económico, se puede afrontar el gasto. Pero Fabra rechazó la propuesta con el argumento de que el Gobierno central ya adopta medidas contra el desempleo, en alza desde que gobierna el PP. Y replicó: "El señor Puig quería eliminar las diputaciones en campaña electoral y ahora las ve como un instrumento fundamental". Fabra lamentó que mientras él sabe pedir "perdón y corregir", Puig denuncia el "despilfarro" del PP. "No voy a entrar en ese tipo de descalificaciones", se quejó el presidente.

El presidente rechaza

las "listas negras" en los despidos del sector público

La reestructuración del sector público empresarial comporta el despido de entre 3.000 y 3.800 trabajadores, según explicó el conseller de Economía, Máximo Buch, al término de la última reunión del Consell. Y ello sin contar los 1.200 empleados de RTVV y sus sociedades que irán a la calle también a través de un ERE. "La reestructuración se hará con objetividad, con criterios de profesionalidad, siendo claros y transparentes", destacó el presidente Fabra tras reunirse con Ximo Puig. El socialista, que compareció el primero ante los medios de comunicación, explicó que durante el encuentro le había exigido al jefe del Consell que estos procesos de reducción de plantilla no se acometieran con criterios políticos. "El presidente me ha dado su palabra de que no habrá listas negras", reveló Puig. Fabra lo corroboró luego. En RTVV tomarán, sin duda, nota de la promesa para un ERE que afectará a dos tercios de la plantilla. P. r. f.