Los raíles de la línea 2 del TRAM salieron ayer por unas horas del desuso en el que llevan desde hace más de un año, con una singular protesta en la que se reivindicó la puesta en funcionamiento de la infraestructura. Una comitiva de unas 200 personas, encabezada por un carro que circulaba sobre las vías, recorrió el itinerario de la línea desde San Vicente del Raspeig hasta el centro de Alicante para exigir su entrada en servicio y que, además, sea explotada directamente por la Generalitat y no mediante una concesión a una empresa privada.

Convocada por la Plataforma Comarcal por la Movilidad Sostenible de l'Alacantí (PCM), la marcha fue apoyada por vecinos de los barrios de San Vicente y Alicante por los que discurre el trazado, así como por representantes de partidos políticos como el PSOE, EU y Compromís. Entre otros, pudo verse a los portavoces municipales de las dos primeras formaciones en Alicante, Elena Martín y Miguel Ángel Pavón, respectivamente. También acudieron los líderes locales de CC OO y UGT -sindicatos integrados en la plataforma-, Consuelo Navarro y Óscar Llopis.

El portavoz de la PCM, Vicente Alcaraz, denunció en una de las paradas del itinerario la "incompetencia" de la Generalitat en este asunto, al estar "impidiendo disfrutar de un transporte público necesario" por su empeño, dijo, en que su gestión sea privada. En este sentido, recalcó que "lo que se publicó el lunes es una licitación, no una adjudicación, y anteriormente ya se hizo otra que quedó desierta". Alcaraz insistió en que "l'Alacantí necesita este tranvía y, además, sin que ello suponga un recorte en los autobuses". Por ello, exigió su inmediata puesta en servicio y que sea el propio Consell quien lo explote, algo que también reivindicaban los numerosos carteles que llevaban consigo los manifestantes. Entre otros mensajes, se recordaba que el mantenimiento de esta "línea fantasma" cuesta "25.000 euros al mes".