Sin apenas margen, la maquinaria del PP se prepara para los congresos provinciales, que quedarán convocados esta misma semana para mediados de julio y en los que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, está obligado a terminar de sentar las bases de su proyecto. Investido ya con el voto de los compromisarios como líder regional del PP durante el cónclave celebrado a lo largo de este fin de semana en Alicante, Fabra necesita ahora completar, por un lado, la pacificación de los populares alicantinos con José Císcar, su número dos en el Consell, como hombre fuerte. Y, por otro, intentar frenar la espiral de tensión en Valencia, un escenario que podría originar los primeros roces entre el titular de la Generalitat y Serafín Castellano, nuevo secretario general del PPCV.

El objetivo pasa por diluir los focos de descontento que desembocaron en cerca de un 20% de papeletas en blanco -alrededor de 180 votos, aunque el PP sólo facilitó durante el congreso los porcentajes- en la votación de la ejecutiva. La mayoría del castigo procede de los partidarios del presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus. Pero la dirección regional del PP calcula que unos 40 votos en blanco salieron de la delegación alicantina. El camino de los populares en la provincia aparece, eso sí, mucho más despejado que en Valencia. Hace cuatro años, el PP de Alicante se rompió en dos mitades y se enfrentó en un congreso provincial que se saldó con la derrota por la mínima de Manuel Pérez Fenoll -hoy fuera de la ejecutiva regional del PP- frente a Joaquín Ripoll, inexistente ya, igual que Camps, para un proyecto político dotado de una gran habilidad para "borrar" su pasado más reciente sin dejar apenas rastro. Ahora todo es diferente.

A finales de semana, José Císcar, como avanzó este periódico, anunciará su candidatura a la presidencia provincial del PP. Será el único. Tiene el encargo de Alberto Fabra de rematar el trabajo iniciado por Miguel Ortiz -instalado en una de las cuatro vicesecretarías del sanedrín regional popular- con una dirección de unidad e integración. Císcar tiene que seguir, explicaron fuentes del PP, la senda ya marcada por el jefe del Consell: la nueva dirección popular de Alicante debe aglutinar a todas las familias del partido y estar "limpia" de imputados. La ejecutiva de Fabra, de hecho, integra a los restos del zaplanismo -caso del propio Ortiz y de Macarena Montesinos- y a dirigentes que proceden del campismo como César Sánchez, alcalde de Calp y diputado en las Cortes; o César Augusto Asencio, primer edil de Crevillent. El miércoles se reunirá la Junta Directiva Provincial del PP con el objetivo de convocar el congreso, en principio, para el domingo 15 de julio.

Mensajes claros

Uno de los mensajes más claros que ha lanzado Fabra a lo largo de este congreso regional ha sido, precisamente, el de mitigar las guerras internas en un momento en el que la preocupación ciudadana se concentra en la economía. El vicepresidente de la Generalitat, en todo caso, tiene mucho trabajo por delante. Una cosa es que haya tranquilidad interna y otra, muy diferente, que hayan desaparecido los recelos entre las "tribus" del PP de Alicante. Y, aunque soterrados, siguen latentes. Císcar tendrá que conjugar todo eso para diseñar un equipo propio pero que, a la vez, responda a un reparto de poder más o menos equilibrado entre el sector que ahora lidera Miguel Ortiz; el núcleo duro del campismo; las propuestas del propio Císcar; y las expectativas de alcaldesas como Sonia Castedo, Mercedes Alonso, Adela Pedrosa o la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor. Hay tela que cortar.

Mucho más complicada está la situación en la provincia de Valencia. La nueva cúpula regional del PP tiene dudas sobre el camino a seguir y ve muy complicado lanzar, con apenas 45 días de margen, una alternativa para hacer frente a Alfonso Rus. La organización popular en Valencia está fracturada, como reconocen desde el entorno de Fabra. Y una candidatura apadrinada por el jefe del Consell no tendría garantizada la victoria. A pesar del frío saludo entre Rus y el jefe del Consell durante la jornada de clausura, Fabra es partidario de buscar una salida pactada para frenar la crisis interna. Eso aplazaría la batalla hasta la confección de las listas electorales para los comicios de 2015.

La posición del nuevo secretario regional del PP, Serafín Castellano, sin embargo, es muy diferente. Castellano sabe que la diana de los partidarios de Rus estaba fijada sobre su nombramiento. Nadie cuestiona a Fabra. Así que la intención del ahora número dos popular es sondear todas las opciones para intentar moverle la silla al presidente de la Diputación de Valencia y propiciar su relevo en el partido, opinión que podría chocar con la de Fabra. ¿Primeros roces? Respuesta en sólo unos días.

Sin propuestas en los discursos y con un debate desapercibido

En presencia de dirigentes empresariales y sindicales, la jornada de clausura del congreso regional del PP era una excelente oportunidad para que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, lanzara propuestas económicas. En medio de la grave crisis que azota a la Comunidad, sin embargo, ninguno de los discursos que se han escuchado a lo largo de los dos últimos días incluía iniciativas o actuaciones para reactivar la economía. A eso, además, tenemos que sumar que el debate de las ponencias, los documentos que marcarán la estrategia del PP para los próximos años, ha pasado completamente desapercibido. Los populares, de hecho, no han sido capaces de "vender" ni una solo de los pasajes incluidos en el documento económico, coordinado por el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón. Del congreso del partido que gobierna la inmensa mayoría de las instituciones valencianas no ha aportado propuestas para combatir la crisis.