Que el entorno del Castillo es una fuente de hallazgos históricos no es nuevo, pero hasta a los arqueólogos les ha sorprendido encontrar un buen tramo de la muralla defensiva de la ciudad del siglo XVI durante los trabajos de remodelación del acceso al barrio de Santa Cruz. El baluarte, protegido como Bien de Interés Cultural (BIC), está condenado a volver a ocultarse bajo tierra debido a la imposibilidad de integrar los restos en el proyecto del nuevo acceso al emblemático barrio del Casco Antiguo.

Se trata del único acceso por carretera con el que cuenta el barrio, por lo que fuentes municipales sostienen que el vial recayente en la avenida Jaime II es imprescindible, sobre todo, en caso de emergencia. La muralla cruza prácticamente toda la rampa de subida al barrio, de ahí que la única solución viable que ven los técnicos municipales sea volver a cubrir los restos y construir sobre ellos la carretera. Eso sí, garantizando su protección.

La forma de proceder por parte del Patronato de la Vivienda, que promueve las obras del acceso, sería similar a la que se utilizó con los restos arqueológicos que afloraron durante las obras antirriada llevadas a cabo en la Rambla en 1999. Así, después de documentar los restos, el Ayuntamiento solicitará permiso a la Conselleria de Cultura para poder cubrir el baluarte con una malla especial de geotextil que lo proteja y que permita proteger el BIC. Una vez cubierto para garantizar su preservación se construirá la carretera sobre el monumento. De esta forma, la muralla quedará oculta bajo la calzada.

El baluarte forma parte de la continuación de la muralla que cercaba la ciudad en el siglo XVI y cruza de lado a lado el vial. Tiene tres metros de altura y alrededor de dos de ancho. Las mismas fuentes señalan que la ley establece que este tipo de bienes protegidos no se puede destruir ni tampoco trasladar, por lo que la única opción viable para mantener el acceso al barrio de Santa Cruz y salvaguardar los restos pasa por volver a taparlos tomando medidas para evitar su deterioro, como explica el codirector científico de las excavaciones Pablo Rosser.

En los trabajos también han aparecido restos de viviendas del siglo XIX y la intención es aprovechar los muros de mampostería para utilizarlos como materiales para la contención de la zona ajardinada que se prevé en la reurbanización del vial, indicaron las mismas fuentes.

Prosiguen los trabajos para arreglar el acceso

Las obras de acceso al barrio de Santa Cruz prosiguen de forma paralela a los trabajos arqueológicos para documentar los restos. Los trabajos comenzaron en febrero con un año de retraso y están financiados con fondos del Consell a través del Plan Confianza. La reurbanización de esta subida tiene un coste de 1,2 millones de euros y el plazo era de seis meses, por lo que deberían concluir para el verano. No obstante, el hallazgo de restos de la muralla podría retrasar su finalización. El proyecto contempla acondicionar el acceso recayente en la avenida Jaime II y ajardinarlo para igualar su aspecto con el parque de la Tuna de la ladera del Benacantil.