¿Qué destacaría de la romería a la Santa Faz de este año?

La multitud que viene, cada vez mayor. Destacaría la gran cantidad de familias con niños, y la presencia de personas de otras confesiones, incluso del Islam, que estaban en la cola para ver la Sagrada Reliquia y se acercaron a preguntarme sobre su significado. Estuve largo rato charlando con ellos así como con un ciudadano paquistaní que venía con su indumentaria típica, y hablamos de un único Dios. La Santa Faz es un gran elemento de unidad y genera una gran ilusión, que interconecta a las personas.

¿En qué sentido?

Los integrantes de las cofradías de la Verónica de otras provincias que han venido en años anteriores se han mantenido en contacto entre ellos, relacionándose, y han creado grandes vínculos. La Santa Faz genera una ilusión que se contagia, quieren volver a visitar la Reliquia, crea unidad, y eso es algo muy bonito.

¿A qué cree que se debe el aumento constante de fieles?

La concesión de la indulgencia plenaria -perdón de los pecados- por parte del Papa Benedicto XVI ha atraído a personas de muchísimos sitios, muchas de ellas de las provincias más cercanas. En la confesión nos encontramos con más personas que querían confesar -es un requisito necesario para la indulgencia- y que preguntaban por esta medida de gracia que el Pontífice nos ha concedido hasta 2019. Algo que nos ha sorprendido gratamente. También es importante la difusión que hacen de la Santa Faz los propios peregrinos, ya que quien viene vuelve y atrae a otros. La romería está tomando un impulso que tenemos que aprovechar muy bien.

¿Qué proyectos tienen para los próximos años?

Estamos iniciando los preparativos del 525 aniversario del Milagro de la Lágrima, que se conmemora en 2014, con una primera ronda de contactos con las instituciones implicadas. Ese año la Peregrina se celebrará el jueves 1 de mayo, un puente extraordinario para atraer a gente de toda España. Ya lo he planteado para constituir la comisión del 525 aniversario y empezar a trabajar, porque Alicante y la Santa Faz tienen que aprovechar esta gran oportunidad y colocar la Reliquia y la romería en el lugar en el que tienen que estar, al nivel de la peregrinación a Santiago de Compostela y de Caravaca de la Cruz. Poco a poco nos vamos acercando y esa comisión trabajará en nuevos proyectos para conseguir una difusión a un nivel más alto. Estoy haciendo un borrador, que incluirá un encuentro nacional de cofradías de la Verónica.

¿A qué nivel está ahora?

El nivel que ha adquirido la Santa Faz es muy importante. Hay que valorar el más básico, que es el que menos se ve, y es el religioso: el bien que hace a las personas. En el monasterio se crea cada año un clima de paz y oración que contrasta con el bullicio del exterior. El reto ahora es que todo el mundo tenga conocimiento de la celebración, y que se convierta en un icono a nivel nacional e internacional. Para eso es necesario darle un último impulso, para que se conozca en todos los rincones el bien que hace al alma venir hasta aquí. En esto se tiene que implicar también la ciudad porque además de tradición es cultura. Hay que aprovecharlo, y más como están ahora las cosas.

¿Qué mejoraría?

A todos los que vienen caminando desde Alicante y desde otras ciudades de la comarca les gustaría estar presentes en la celebración de la eucaristía presidida por la Reliquia. La plaza -Luis Braille, en la pedanía- se ha quedado pequeña, es algo que se comenta desde hace años, y habría que estudiar el traslado de la misa a un lugar más adecuado. Hasta la mitad de los 70 se oficiaba en el interior del templo y de ahí pasó a la plaza. Ahora la necesidad es de un lugar más amplio dado el nivel de asistencia a la Santa Faz, que es multitudinario.

¿Y mientras tanto?

Hay que afinar la megafonía porque por el acceso desde Alicante, por donde llegan tantos peregrinos, a veces no se escucha. Pero he visto una gran evolución de todo lo que rodea a la Santa Faz y hay que seguir en esa línea. Este año el día de la Peregrina sufrimos mucho el viento durante la misa, pero el viento es un elemento más que, al igual que hace con los barcos, impulsa nuestras vidas.