Desde 2009, Cruz Roja ha visto incrementado en un 17% su número de voluntarios en la provincia, hasta alcanzar los 7.100, un repunte considerable en comparación con otros periodos anteriores. Cristina Carrión es un buen ejemplo de esta realidad. A sus 40 años y recién titulada en Trabajo Social, la ausencia de oportunidades laborales le animó a ingresar en Cruz Roja Alicante, en marzo de 2011, tras haber tenido "un par de experiencias" en otras asociaciones. Actualmente participa en el programa ´Lucha contra la pobreza y exclusión social´, que pretende ayudar, de forma integral y personalizada, a todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad.

Para esta voluntaria, se trata de "una actividad muy satisfactoria, porque te mantienes activa, conoces gente y, sobre todo, ayudas a los demás", explica, sin esconder las ventajas que supone para su curriculum. "Como trabajadora social, me está sirviendo para acumular experiencia y seguir formándome. Es como un máster. En un año aquí he aprendido más que durante toda la carrera".

Algunas semanas, Cristina dedica "hasta cuarenta horas" a una multitud de labores: desde el estudio de las necesidades de varias familias hasta la colaboración en talleres de empleo o visitas a institutos. "Algunos no entienden que puedas invertir tanto tiempo en una labor sin que te paguen, pero no todo es el dinero. Yo disfruto con esto", asegura. Solo en el último año, el programa ´Lucha contra la pobreza y exclusión social´ ha visto cuadruplicada su demanda, lo que también motiva una mayor necesidad de personas dispuestas a ayudar. "Voluntarios nunca sobran", comenta Cristina, haciendo hincapié en la variedad de tareas que pueden realizarse. "Hay que romper tópicos: ser voluntario es mucho más que repartir alimentos", apunta.