En unas semanas a muchos alicantinos les costará reconocer las calles del centro de la ciudad. Tiendas históricas, de toda la vida, echan la persiana y dejan al comercio urbano huérfano de algunos de sus referentes. Julio el Madrileño, Masip, La Nueva Ola o García Pascual son algunos de los ejemplos que se lleva por delante la crisis económica o la falta de relevo generacional en sus propias familias. Algunos de estos establecimientos llevan más de 80 años en Alicante, otros 50, una presencia en la ciudad que difícilmente alcanzarán los proyectos comerciales puestos en marcha en los últimos años.

"No cierro por la crisis, los nietos no quieren seguir con la tienda, que bien llevada deja dinero", relataba este sábado el propietario de La Nueva Ola, Francisco Jover Román, quien abrió las puertas de su comercio por primera vez hace 48 años y a lo largo del tiempo logró, junto a su mujer, convertirla en una de las insignias en confección de trajes regionales, uniformes y disfraces de la provincia. "Este comercio no pasa de moda, igual hoy mismo vendemos un artículo que tiene 40 años y nadie se puede dar cuenta, porque es auténtico", continúa Francisco Jover que recuerda que en las primeras décadas tenían dos talleres y 50 mujeres cociendo para crear trajes que luego llegarían a toda la provincia y otros puntos de España como Almería, Valencia, Cádiz o Badajoz. "Hemos hecho todo lo que nos han pedido, el secreto está en saber comprar y tener a disposición del cliente todo lo que necesita, una gran variedad de productos", revela este hombre procedente de Agost y que a sus 86 años continúa acudiendo a su comercio de lunes a sábado. "Lo que más me gusta es que la gente viene con alegría, siempre he pensado lo difícil que sería estar al frente de otro negocio, como una funeraria, aquí uno se siente bien", añade. A este comerciante de toda la vida se le saltan las lágrimas cuando piensa en el día de echar el cierre. Su mujer afirma que mantendrán abierta la tienda hasta agotar existencias y con la esperanza de que alguno de sus nietos cambie de opinión.

Otro ejemplo de este tipo lo representa la tintorería Masip situada hasta hace poco en la calle Federico Soto. Ha cerrado por jubilación y remite a sus clientes a la tienda central que todavía mantiene esta empresa.

En otros establecimientos la situación es más difícil. Uno de los dueños de la mítica tienda de ropa Julio el Madrileño, por ejemplo, prefirió no hacer declaraciones y aseguró que la situación no es nada alentadora. Un ejemplo similar se podría decir de García Pascual, tienda de decoración y muebles, en la calle del Teatro.

Valores para siempre

"Estas tiendas representan la familia, el pasear y abarrotar las calles de Alicante", señala el presidente de la Asociación de Comerciantes Corazón de Alicante, Vicente Armengol, quien además apunta, emocionado, que estas firmas "son un modelo a seguir, en el trato exquisito al cliente y a los empleados". Armengol incide, además, en que establecimientos como los nombrados anteriormente suponen un referente a nivel comarcal y asegura que no puede imaginarse la ciudad sin ellos. El representante de Corazón de Alicante recordó la importancia de reivindicar el comercio urbano, por su trayectoria y por los puestos de trabajo que sustenta. Además, alertó de la saturación de nuevos comercios de hostelería y recordó la necesidad que tiene el sector de que se rebajen los precios de los alquileres en el centro.