Ferraz intenta "salvar" el congreso de los socialistas valencianos con un gran acuerdo entre todas las "familias" que, de momento y cuando faltan sólo 48 horas para el arranque del cónclave del PSPV en Alicante, parece todavía "muy verde" y aún demasiado lejano. Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, citó ayer en Madrid a Jorge Alarte, tal y como adelantó este periódico. Una vez allí, sin embargo, Rubalcaba telefoneó a Ximo Puig, el otro candidato junto a Alarte con más opciones de hacerse con el liderazgo de los socialistas valencianos, y le hizo trasladarse desde el Congreso a la calle Ferraz. Con Elena Valenciano -vicesecretaria general del PSOE- y Óscar López -secretario de Organización- como testigos, Rubalcaba, durante alrededor de una hora, habló claro. Expresó su respeto a la autonomía del PSPV y garantizó su respaldo explícito al socialismo valenciano pase lo que pase en el congreso del próximo fin de semana pero les reclamó un congreso de "unidad, fortaleza y máxima cohesión". A buen entendedor... No hizo falta más.

Tanto Alarte como Puig comprendieron el mensaje a la primera. Pero ninguno de ellos, sin embargo, se dio por aludido. El secretario general del PSPV continúa manteniendo su oferta de encabezar una ejecutiva de integración en la que estén todos los sectores. Pero, de lo contrario, se someterá a la decisión de los delegados y llegará hasta el final. Ximo Puig, por su parte, se siente con la mayoría y no está dispuesto a la retirada. Ofrece a Alarte seguir como síndic en las Cortes en el caso de marcharse y dejar vía libre para la elección del alcalde de Morella, que esta noche reunirá a gran parte de sus delegados durante un acto ya en Alicante, convertida desde hoy mismo en cuartel general de los cuatro aspirantes a liderar a los socialistas valencianos. Sería una bicefalia difícil de digerir, incluso, para los propios partidarios de Puig que la definen como una alternativa que limitaría la oposición al PP y daría aún más alas a Compromís.

Rubalcaba, sin embargo, está decidido a poner toda la carne en el asador para intentar que el PSPV, en un congreso que puede convertirse en su último asidero para reactivar su condición de alternativa al PP, salga del túnel y empiece a ofrecer síntomas de recuperación. Máxime ahora que el PP de la Comunidad traslada, por primera vez en 17 años, una clara imagen de deterioro. Unas horas antes de la reunión, de hecho, Rubalcaba decidió que acudirá a Alicante el viernes a la inauguración del congreso, en vez de a la clausura. Los cónclaves del PSPV se sabe como empiezan pero nadie, desde hace ya década y media, puede garantizar el resultado final. La presencia de Rubalcaba en el arranque rebajará la tensión de la primera jornada -en la que está previsto que se discuta el informe de gestión de Jorge Alarte- y, de paso, condicionará el escenario para empujar hacia el consenso o, cuando menos, intentar evitar que la herida se agrande todavía más. En todo caso, el nuevo líder socialista dejó claro que no tiene voluntad de injerencia, consciente de que las reacciones congresuales del PSPV son inversamente proporcionales en la respuesta al estímulo que pueda ejercer la dirección federal.

Alarte consideró "muy positiva" la reunión de ayer en la que, según explicó, Rubalcaba expresó su deseo de "unidad y fortaleza". Los dos aspirantes mejor situados coinciden en que no puede haber un acuerdo si no entran los cuatro aspirantes. "Quiero un pacto sin exclusiones y lo he dicho siempre", comentó el secretario general. Uno y otro saben que cualquier otra opción abonaría el terreno a que Francesc Romeu y Manolo Mata -también pasarán por Madrid- levantaran la bandera de una alternativa frente a las componendas y acabaran logrando los 105 avales.