A falta de dinero para gestionar y sin agenda política, más allá de los recortes, para intentar sacar a la Comunidad de la crisis, al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, no le queda otra que mostrarse firme con los casos de corrupción que azotan al PP de norte a sur de la Comunidad. Es, por ahora, el único punto en el que el jefe del Consell puede ofrecer una cierta imagen de credibilidad. Y a esa estrategia se ha entregado Fabra que, casi a renglón seguido de conocerse ayer la condena a seis años de prisión de Jaume Matas en la primera sentencia ligada al caso Palma Arena, anunció la decisión de retirar al expresidente de Baleares el cargo de Embajador de la Comunidad, que le concedió Francisco Camps en diciembre de 2003 por su defensa, entonces como ministro de Medio Ambiente, del PHN y del trasvase del Ebro.

Desde 2010, cuando a Matas le retiraron el pasaporte y quedó suspendido de militancia en el PP, la oposición en las Cortes -socialistas, Compromís y EU- reclamaba en bloque la retirada de los honores con los que, en su día, le distinguió la Generalitat. Hace dos años, sin embargo, el caso Gürtel estaba en su máximo apogeo y Camps no se podía permitir tomar decisiones que se le volvieran en contra. Ahora, sin embargo, la situación ha cambiado por completo. Fabra, precisamente, llegó al cargo después de la dimisión de Camps por los efectos de Gürtel.

Desde entonces, uno de sus grandes objetivos -en una estrategia que arrancó en el congreso nacional del PP- ha sido tratar de recuperar la credibilidad y, al menos de cara a la galería, ha actuado con absoluta contundencia a la primera decisión judicial que ha puesto en tela de juicio la imagen de la Comunidad. Lo hizo con la trama de ONG y ayer con el fallo de Jaume Matas. Presidencia lo trasladó a los medios de comunicación con tanta rapidez que, incluso, el síndic popular en las Cortes, Rafael Blasco, tuvo que tirar balones fuera cuando fue preguntado en las Cortes. Los portavoces de la oposición -la socialista Cristina Moreno, Mónica Oltra de Compromís e Ignacio Blanco de EU- insistieron en la obligación de la Generalitat de relevar a Matas, ligado a La Vila Joiosa, localidad natal de su esposa.

La decisión está tomada. Pero no será oficial hasta el próximo viernes cuando se reúna el pleno del Consell. Durante su participación en un acto del PP en Altea y ante la plana mayor de los populares alicantinos, el propio Fabra fue muy claro sobre la situación de Matas y, como es habitual, lanzó un durísimo alegato contra la corrupción. "Aquellas personas que entiendan que la política no es simplemente una vocación de servicio, sino que es algo más, van a quedar fuera de lo que es la actividad política; no tienen cabida en este partido", dijo Fabra sobre Matas antes de defender la "seriedad, responsabilidad y ejemplaridad". "Tampoco -prosiguió- tienen cabida las personas que, aún habiendo tenido una distinción, porque hicieron méritos en su día de ser nombrados embajadores de la Comunidad como Matas". "Aquellas personas que no sean dignas no nos pueden representar y, en estos momentos, Jaume Matas, condenado en sentencia, no puede representar a la Comunidad", concluyó.

Orihuela le quitará los honores de Síndico del Oriol

Orihuela tiene pendiente de las alegaciones y de la aprobación definitiva un nuevo reglamento de honores y distinciones que, entre sus principales novedades, incluye la posibilidad de revocar nombramientos como el Síndico Portador de la Gloriosa Enseña del Oriol, máxima distinción que otorga el consistorio, y que precisamente ostenta el citado Jaume Matas. El concejal de Protocolo, Pedro Mancebo, señaló ayer que "una vez que entre en vigor el reglamento y ahora que hay una condena en firme sí se va a plantear la revocación". La cuestión ya se debatió en 2010, cuando los tres partidos que gobiernan ahora Orihuela (CLr, PSOE y LV) accedieron a esperar a que hubiera una sentencia y el PP se postuló, entonces, en contra. E. G. B.orihuela