"Este año nos ha faltado personal, estudiantes para trabajar en las prácticas ofertadas por empresas", afirma Santiago Puente, profesor de Robótica y sistemas sensoriales de la Universidad de Alicante (UA). Una de las razones más inverosímiles pero, a la vez más dañinas para el sector de la electrónica, es el misticismo que rodea al mundo de la robótica. La supuesta dificultad para afrontar una ingeniería de este tipo es una de las causas que frena al alumno en potencia a la hora de decantarse por la elección de una carrera de Ingeniería Informática o Electrónica.

"La robótica está presente en todos los sitios. La gente piensa en un robot a gran escala, los de las películas, los de las Guerras de las Galaxias", lamenta Santiago Puente. Mientras, Iván Perea, técnico de laboratorio de la UA, comenta cómo muchas empresas "necesitan personal con este tipo de cualificación". "Nos dicen que necesitan a alguien porque tienen un proyecto que sacar adelante, pero que al final les faltan estudiantes para las empresas".

Los estudiantes procedentes de este tipo de ingenierías tienen un amplio abanico de posibilidades, regidas por la variedad y la especialización. Dentro del terreno de la aplicación industrial y la automatización, algunas posibles salidas laborales son la opción de la industria automovilística, con los sistemas de GPS, ADS o los inyectores del vehículo; la participación en el diseño y el montaje de dispensadores de comida para animales e, incluso,explica Iván Perea, para una máquina de café también se precisa de un ingeniero.

La clave: el microcontrolador

La pieza fundamental en la mayoría de sistemas de este tipo es el microcontrolador, un circuito integrado que ejecuta una serie de acciones almacenadas en su memoria "como un pequeño ordenador", describe el técnico de laboratorio. Una pieza con la que están acostumbrados a trabajar los estudiantes de estas ingenierías. En cuanto al aprendizaje, "se pretende una enseñanza más personalizada, con pocos estudiantes", indica Perea, teniendo en cuenta la importancia de los conocimientos prácticos en este sector, por encima de los teóricos, adquiridos con anterioridad.

El profesor Puente tiene claro el perfil del alumnado con el que trabaja y qué les mueve. "La mayoría de las personas están motivadas para descubrir que la robótica se puede asumir. Es una forma de retarse a sí mismos, convencerse de que pueden y buscarle una utilidad a este campo".

Leo y Javi Ramello, dos hermanos de Benidorm, que forman parte del curso de Informática técnica de gestión, desvelan que se metieron en el campo de la robótica por "curiosidad". "Esto es una forma de familiarizarse con el programa, meterse en el mundillo", dice Leo Ramello.

Una motivación para el alumnado de ingenierías de la Universidad de Alicante

La Sala de Grados, ubicada en el edificio de la Politécnica I de la Universidad de Alicante, fue el pasado 22 de febrero el escenario escogido para la II Competición de Robótica Amateur UA. Esta iniciativa surgió el año pasado del Grupo de Robótica y Visión Artificial (AUROVA) con el fin de estimular a los alumnos de ingenierías informáticas y otros talleres. "La competición se originó como una iniciación en el mundo de la robótica, una forma de empezar", precisa el profesor de Robótica Santiago Puente. Por otro lado, el técnico de laboratorio Iván Perea subrayó el buen nivel de los participantes y la buena relación que se comprobó durante las jornadas de competición. Señaló que dentro de un ambiente cordial, compartieron información entre ellos "y aprendieron muchas cosas". Este evento, aunque acabó el día 22, es el global de tres días de carreras y batallas de robots. Un total de siete concursantes, con sus respectivos robots de tipo Skybot (piezas tipo Lego, motores, componentes electrónicos y microcontroladores), participaron en esta competición planificada como una liga, por puestos clasificatorios según la puntuación. Uno de los alicientes ha sido la autonomía total de los robots, ya que, según las bases del concurso, no podían ser alámbricos y tampoco inalámbricos. En la competición, los autómatas han usado unos sensores infrarrojos para guiarse por la superficie. f. A.