El circo como herramienta pedagógica, instrumento contra la exclusión y mecanismo para inculcar valores. Esas son algunas de las premisas que se han marcado la Asociación Donyet Ardit de Alicante y un grupo de trabajadores sociales de la zona norte. Ambos han decidido aunar sus respectivas habilidades para impulsar un proyecto pionero en la provincia. Quieren crear una escuela de circo social en Juan XXIII que ayude a integrar a los jóvenes, les instruya en el arte circense y, de paso, se pueda llegar a convertir algún día en un referente nacional. Pero este último anhelo es, de momento, otra historia. Un sueño.

El primer reto que se han fijado los impulsores de la iniciativa pasa por poder crear la escuela con unas bases sólidas. Y para lograrlo, necesitan un pequeño empujón de la Unión Europea. "La idea de crear el circo surgió el pasado verano. Pero pronto nos dimos cuenta de que nos falta formación para impartir con éxito las clases", admite sin reparos Estíbaliz Sanchis, miembro del colectivo Jóvenes Cirqueros de la Zona Norte y una de las impulsoras de la iniciativa. Para paliar esas carencias formativas, tocó recurrir a una línea de subvenciones europeas. "Uno de los requisitos para que nos concedan la ayuda era encontrar tres socios de países europeos que nos ayudaran. Y encontramos la colaboración de un grupo de la República Checa y de dos asociaciones de circo de Hungría y Turquía", explica Berta Alzaga, otra de las promotoras de la iniciativa. En unas semanas saldrán de dudas. Sabrán si la UE da el sí a su petición y, por tanto, si insufla un golpe de aire fresco al proyecto circense.

El siguiente paso será patear la calle, independientemente de la resolución europea. Visitar los institutos de la zona y trasladar a los alumnos las características de la escuela. "En los próximos meses intentaremos convencer a los chavales para que se apunten a la escuela. Haremos talleres y exhibiciones", relata Federico Menini, miembro de Donyet Ardit (un colectivo de malabares y circo) y otro de los "padres" del proyecto.

Esos talleres no pillarán por sorpresa a los jóvenes de la zona norte. Sobre todo, porque dos cirqueros ya están impartiendo clases. Una de las profesoras es Nuria Calatayud, que todos los lunes y los jueves imparte lecciones de malabares a chicos de entre 7 y 18 años. "El próximo año nos gustaría poder asentar los talleres formativos y contar con más alumnos", sostiene.

Una vez que el proyecto de la escuela de circo social vea la luz, previsiblemente a principios de 2013, comenzará el verdadero espectáculo. Será entonces cuando comiencen a impartirse clases de malabares, acrobacias, interpretación, música, clown, danza... "De todo", resume Menini. Al margen de los ejercicios, otro de los aspectos que deberán interiorizar los jóvenes es la importancia del trabajo en grupo. "Es fundamental el compañerismo, el respeto y la confianza", añade Sanchis.

Gala conmemorativa

La Asociación Donyet Ardit quiso poner ayer la primera piedra de la escuela de circo social. El colectivo celebró una gala de artistas de circo en el Paraninfo de la Universidad de Alicante para conmemorar su 15 aniversario y acordó que todos los beneficios fueran a parar al proyecto de la zona n0rte. También se ha abierto una fila 0 para captar fondos. La cuenta es "2077-0338-71-1101638465".