La crisis está poniendo contra las cuerdas al Estado del Bienestar, aunque Salvador Salort confía en que resistirá, como ha hecho en otras etapas. Su futuro es, precisamente, objeto de unas jornadas que se celebran este mes y durante marzo en la Universidad.

¿Corre peligro el Estado del Bienestar?

Sí, pero se va a mantener. Costará esfuerzos, dependerá de la voluntad política, necesitará de recursos económicos y como cualquier institución económico-social que ha habido en la historia podría desaparecer. Pero soy optimista, porque las circunstancias que hicieron aparecer el Estado del Bienestar, aunque de forma distinta, siguen subsistiendo, por lo que creo que va a continuar.

¿Qué lo pone en peligro, la crisis, o hay otros factores?

La crisis ha agudizado la crisis del Estado del Bienestar. Pero desde el mismo momento en que se estableció, tras la Segunda Guerra Mundial, comenzó el "run-run" de su insostenibilidad. Pero pasó la crisis de los 70, derivada del aumento del precio del petróleo, la desregulación monetaria, la inflación, el fenómeno de la deflación y sin embargo ha seguido subsistiendo.

Teniendo en cuenta la situación en la que nos encontramos, ¿qué parte del Estado del Bienestar corre mayor peligro, la Sanidad, la Educación....?

Si se hundiera, que no lo creo, se hundiría todo. La Educación, la Sanidad, la Vivienda... son bienes preferentes y no hay ningún partido conservador hoy en día en los países democráticos que se atreva a tumbar el Estado del Bienestar. Sí pueden modularlo a través de diferentes instrumentos que lo recorten.

¿Qué le parece la reforma laboral?

Me parece innecesaria, injusta e históricamente, para las clases trabajadoras, es un retroceso en ese camino de conseguir derechos de los que no disfrutaban.

Uno de los argumentos para esta reforma es que los trabajadores españoles están demasiado protegidos, ¿es cierto?

No. Se ha dicho que el trabajador está protegido, que es caro su mantenimiento, su despido... Pero se olvida que en el resto de Europa están más protegidos. Además, no se puede comparar la estructura del mercado de trabajo de diferentes países europeos. Y hay otros factores que no se tienen en cuenta. Por ejemplo, los salarios son más altos en la media de Europa que en España. Además hay otra cosa a la que no se le da importancia y que es clave, las políticas fiscales. Si estamos como estamos es porque la presión fiscal en España está por debajo de la media europea.

¿Nos vamos a tener que mentalizar de que viviremos peor que nuestros padres?

Hoy por hoy es así. Es inconcebible que los universitarios, que están más preparados que en toda la historia de España, ahora estén maltratados y no encuentren trabajo. Desde ese punto de vista, hoy la juventud tiene peor perspectiva que los que entonces éramos jóvenes. La solución es que el resto del mundo, que no vive en las condiciones en las que vivimos el primer mundo, las alcance. Entonces se restablecerá un equilibrio mundial que hoy no hay porque existen brechas de desigualdad dentro de los países y entre una minoría de naciones privilegiadas y otras que, sin estar esclavizadas, están influidas negativamente por la explotación de los países occidentales. Esto hará que en un futuro el equilibrio geomundial sea distinto, lo que influirá en las perspectivas de los jóvenes.

Los acontecimientos de Valencia, ¿pueden ser la mecha de un movimiento social a mayor escala?

No sé si será la mecha, lo que sí me atrevo a decir es que es la expresión del malestar en relación al Estado del Bienestar. Yo he conocido España sin él, pero los jóvenes de hoy en día han nacido y crecido con él y no quieren perderlo, por eso lo defienden. Los que están protestando están acostumbrados a los beneficios del Estado del Bienestar, que pagamos con nuestros impuestos. Es inquietante y hay que hacer lo posible para que estos movimientos no necesiten materializarse.