Seis meses y veinticinco días después, el hijo, si no pródigo, al menos sí absuelto, regresó a las Cortes. El expresidente de la Generalitat Francisco Camps volvió ayer al Parlamento, a su puesto de trabajo, casi un mes después de que fuera declarado inocente del delito de cohecho pasivo del que se le acusaba en la causa de los trajes de Gürtel. La última vez que pisó el hemiciclo, tras su dimisión el pasado 20 de julio, fue en la toma de posesión de su sucesor, Alberto Fabra, el 28 de julio. Acudió con la presión del expediente disciplinario reclamado por EU ante la prolongada inasistencia y pasado ya el congreso nacional. Pese al veredicto, y a diferencia de aquellas sesiones en las que la bancada del PP lo recibía con efusivas ovaciones, ayer no hubo ni un aplauso en el hemiciclo. Eso sí, el trance lo pasó arropado en todo momento por el presidente de la Diputación y del PP de Valencia, Alfonso Rus, y varios diputados campistas o cercanos al titular de las Cortes, Juan Cotino, que no lo dejaron solo, le dieron conversación y así lo "aislaron" de la sesión.

Francisco Camps llegó a las 10 horas. Solo y a pie, por la entrada trasera de las Cortes, en la calle Libertad. Luego se fue a la reunión del grupo popular previa al pleno. Allí lo recibieron con muestras de cariño y abrazos. Se sentó en primera fila y cuando el portavoz, Rafael Blasco, lo aludió para celebrar su regreso, los diputados aplaudieron como gesto de reconocimiento. Todos. El guiño, sin embargo, no tuvo continuidad pública. A las 10.30, hora de inicio del pleno, Camps entró en el hemiciclo y ocupó su escaño -el número 43- en la tercera fila de la bancada del PP, como cualquier diputado. Entre el de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el de la de Alicante, Sonia Castedo. Ni un aplauso. "¿Le aplaudimos nosotros?", se oyó comentar al socialista Josep Moreno. "La imagen del grupo ovacionando a Camps no es la que querría ayer Rajoy", admitió un experimentado parlamentario del Partido Popular.

El primero al que saludó Camps fue al exsecretario general del PPCV Ricardo Costa, juzgado también por la causa de los trajes de Gürtel e igualmente absuelto. Luego vino el primer contratiempo. Como Barberá y Castedo no estaban, la exconsellera y amiga de Camps, Trini Miró, ocupó el sillón de Barberá y el diputado alicantino Andrés Ballester -impulsor de las cenas de homenaje al exjefe del Consell-, el de Castedo. Al momento llegó Rus, y Ballester le cedió el sitio. El alcalde de Xàtiva hasta lo instruyó sobre cómo funciona el dispositivo de votación. De este modo Camps arrancó la sesión mientras Miró y Rus hablaban con él. Cuando llegó Castedo, Rus ocupó su escaño, al lado de la alcaldesa de Alicante. Ésta dio dos besos al exjefe del Consell y más tarde se fue con él un rato para mantener una reunión sin la mirada de los periodistas. Otros parlamentarios populares se acercaron a Camps a lo largo de toda la mañana para saludarlo. Nunca se quedó solo. José Marí, cercano a Cotino, estuvo hasta tres cuartos de hora de charla.

Ciscar, el último en saludarlo

La escena llevó a la socialista Cristina Moreno a pedirle a Camps desde la tribuna que dejara la cháchara para, como miembro del Jurídic Consultiu, aleccionar a la Cámara sobre si la propuesta de EU que se debatía era estatutaria o, como sostenía el PP, no. Una forma de poner en evidencia la situación de Camps, que está a la vez en las Cortes Valencianas y en el CJC, de donde cobra su sueldo. Antes, Lluís Torró, de EU, celebró que el expresidente hubiera vuelto "de boxes".

Además de Barberá -que tenía agenda municipal-, la otra ausencia fue la del propio Fabra. Hoy, en la sesión de control al jefe del Consell, será el momento en que coincidan, si Camps vuelve a asistir al pleno. El equipo de Fabra quiso dar un aire de normalidad a la vuelta de Camps pero no pudo evitar que quedara en evidencia el distanciamiento del expresidente con los hombres de su sucesor. El secretario general del PPCV, Antonio Clemente, se levantó a saludarlo a las 12 horas. Más se demoró el vicepresidente del Consell, José Císcar. Éste eludió la foto durante el pleno y sólo al levantarse la sesión, a las 14 horas, en el pasillo de salida, se acercó a Camps para darle la mano.

No fue el único signo de frialdad. El titular de Gobernación, Serafín Castellano, leal a Fabra, no cruzó palabra con el expresidente, diputado raso y que está en la dirección del grupo. Camps, quien por la tarde no asistió al pleno (a la sesión de control a los consellers), atendió tres veces a la prensa pero solo para lanzar el mensaje que quería, de incertidumbre sobre su futuro. A las otras preguntas contestó con el clásico "muy amables, muchas gracias". El grupo popular en las Corts mostró ayer en un comunicado "su satisfacción" por el regreso del expresidente del Consell y destacó que es un "activo", mientras que la oposición mantuvo que su presencia es "un lastre" para el PPCV, al tiempo que pidió a Camps que no utilice el Parlamento como "plataforma de lucha interna" contra Alberto Fabra.

"Contra la brutalidad policial, primavera valenciana"

Durante un pleno de las Cortes trufado de alusiones a las protestas de estudiantes en Valencia, Mónica Oltra, diputada de Compromís, exhibió una camiseta con un mensaje codificado contra la actuación policial en las protestas estudiantiles para evitar así ser expulsada, como le ocurrió la semana pasada, cuando Cotino la echó por una camiseta con el lema "No nos falta dinero, nos sobran chorizos". Ayer lucía un código "Q", que remite a una web con el lema "Contra la brutalidad policial, primavera valenciana". Los diputados del PSPV llevaban carteles con la frase "Delegada del Govern, dimissió" y los de EU, pegatinas con el lema "Jo també sóc l'enemic". Por otra parte, el PP de las Cortes rechazó ayer una propuesta de Esquerra Unida, respaldada por socialistas y Compromís, que reclamaba la creación de una comisión de investigación parlamentaria para estudiar los casos de robo y desaparición de neonatos en la Comunidad entre 1940 y 1990. Cotino volvió a enfrentarse a Oltra y el socialista Luna reprochó a sus diputados que hicieran la ola a la diputada de Compromís. J. G. G.