Miles de personas respondieron a la llamada de los sindicatos para mostrar en las calles de Alicante su rechazo a la reforma laboral aprobada por el Gobierno y exigir la defensa de los derechos de los trabajadores. La organización cifró en 40.000 los asistentes a una manifestación que, a través de contundentes lemas, expresó el hastío de una parte importante de la ciudadanía ante lo que consideran una paulatina precarización de sus condiciones de vida. Así, la denuncia de los recortes en los servicios públicos y prestaciones sociales fue constante a lo largo de toda una marcha que, según la Policía Nacional, fue secundada por 22.000 personas.

La manifestación, convocada en 57 ciudades de toda España, fue la primera de las acciones emprendidas por CC OO y UGT para alertar de las consecuencias que tendrá a su juicio la reforma laboral y exigir que se derogue. La nueva normativa es "injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo", según rezaba la pancarta de la cabecera. No obstante, en muchos de los asistentes era visible un gran hartazgo al considerar que están pagando los desmanes cometidos por otros más poderosos. Lo decía uno de los lemas coreados, "La crisis del banquero la pagan los obreros", pero también se expresaba a través de pancartas como la que reproducía el mensaje "No nos falta dinero, nos sobran chorizos", que lucía hace unos días la diputada autonómica Mònica Oltra cuando fue expulsada de las Cortes.

Otro cartel que llamaba la atención era el que alertaba de "precariedad, contratos basura, bajos salarios y sobrepoder empresarial" como algunas de las consecuencias de esta reforma. Con todo, muchos optaban por un lenguaje muy duro en sus mensajes, para expresar con toda claridad ese cansancio social. "Hasta los huevos de los políticos", "Chorizos al poder y a joder al obrero" o "¿Votaste PP? ¡Ahora jódete!" -este último, sobre una mano haciendo una "peineta"- eran algunos de los más vistosos. Tampoco faltaron las referencias al expresidente autonómico Francisco Camps y el caso Gürtel, ni montajes como el de simbolizar el funeral de los derechos laborales portando consigo un ataúd de cartón. También realizaron una particular escenificación varios miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que simularon varios chorizos gigantes y los exhibieron a las puertas de una oficina bancaria, junto con una pancarta reivindicativa. Otro manifestante acudió a la cita disfrazado de "vampiro corrupto", mostrando mensajes contra banqueros y políticos.

Entre Lluís Llach y Paco Ibáñez

La marcha, que había partido al mediodía desde la escalinata del instituto Jorge Juan, discurrió por las avenidas de General Marvá y de la Estación, antes de enfilar la de Maisonnave. En esta última, los manifestantes se entremezclaron con algunos viandantes que les observaban desde las aceras con aires de indiferencia o reprobación, aunque sin molestarse unos a otros. Al comienzo de la avenida, punto final de la protesta, fueron llegando a partir de las 13.30 los asistentes, entre los que había representantes de la Intersindical, así como del PSOE, EU y Compromís. También se movilizaron, aunque marcando un espacio de separación con el resto, la CNT y la Plataforma 15M Alicante.

Antes de los discursos finales de los líderes locales de UGT y CC OO, el portavoz de esta última formación en Alicante, Salvador Roig, agradeció el apoyo de las formaciones políticas presentes, algo que acabó derivando en el grito colectivo de "¡Andalucía, no votéis PP!" Poco después, a modo de despedida, por los altavoces instalados en el escenario sonarían canciones como "L'estaca" de Lluís Llach y "A galopar" de Paco Ibáñez, coreadas de manera eufórica. Una música que, sobre todo a los asistentes de mayor edad, debía recordar a la "no muy lejana época" cuyos "viejos modales", según dijo el secreario local de UGT, Óscar Llopis, están siendo recuperados por el nuevo Gobierno.