Le costó a la amplísima delegación valenciana desperezarse en la segunda jornada de un congreso nacional del PP diseñado, casi en exclusiva, como un homenaje a Mariano Rajoy tras llegar a La Moncloa y como plataforma de lanzamiento de las próximas elecciones andaluzas. Fabra intervenía a las diez de la mañana y se encontró con la nómina de compromisarios del PP de la Comunidad empezando a despertarse. La noche hizo estragos. Sevilla tiene un color especial. O, al menos, eso dicen. Y los compromisarios del PP cumplieron. Hubo de todo. Desde los que optaron por el flamenco de "La Lola de los Reyes" hasta los que, en una conocida discoteca del centro de la capital hispalense, coincidieron con Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la Duquesa de Alba. "Nos sumamos a la gran fiesta del PP", como el presidente de la Generalitat lanzó en la comida que compartió con más de 600 personas que, procedentes de la Comunidad, participan en el cónclave popular. Fabra estuvo más comedido y paseó tranquilamente por la Avenida de la Constitución junto a Antonio Clemente y David Serra. Cuestión de relajación que para eso le tocaba una de las intervenciones del sábado.

Nadie. O casi nadie, eso sí, faltó a la cita con la que Alberto Fabra quería ofrecer imagen de unidad y cohesión horas antes de que se cerrara la lista del comité ejecutivo en la que, como así ocurrió, logró mantener y ampliar, en cierta medida, la cuota de poder del PP de la Comunidad. Todos los detalles se cuidan en las filas populares. Ya no se trata, como dijo Fabra en su discurso ante el plenario, de ser honrado. También es preciso parecerlo. Y el titular del Consell aplicó esa máxima hasta las últimas consecuencias. Mediada la comida, que sirvió el Restaurante La Raza en uno de los pabellones del Palacio de Congresos de Sevilla, un empleado de la emprjavascript:cargarFckEditor('pTexto');esa organizadora del cátering pasó por la mesa presidencial para cobrar uno a uno y religiosamente los treinta euros por barba que costaba el ágape que, al tiempo, se iban depositando en una bolsa de plástico, convertida en símbolo de transparencia de la nueva etapa que el PP de la Comunidad pretende abrir cuando aún debe sustanciarse la investigación abierta por la supuesta financiación ilegal de los populares valencianos.

En la mesa con una decena de sillas que concitaba todas las miradas de la reunión compartían mantel y alguna confidencia el propio Fabra, José Ciscar, Esteban González Pons, Alfonso Rus, Miguel Ortiz, Sonia Castedo, Rita Barberá, Federico Trillo, Javier Moliner y Antonio Clemente. Todos pagaron como el resto. Trillo, todavía diputado por Alicante, fue uno de los más felicitados a raíz de su nuevo destino como Embajador en Londres. En un momento, de hecho, el dirigente del PP, reconvertido ahora a la carrera diplomática, compartió conciábulo con Adela Pedrosa, una de las personas de su confianza en la provincia, y la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, con un papel gris en este cónclave que termina hoy en la ciudad de Sevilla. En el almuerzo, escaparate del PPCV, también apareció Luis Díaz Alperi para saludar a los notables del PP. Como en las bodas, Fabra cerró la comida saludando y haciéndose fotos. No necesita, por ahora, novia. Pero falta ver si lucha sólo o tiene padrinos. Nadie, de hecho, le acabó repartiendo los puros.

Un café bajo el sol con el núcleo duro de Fabra

Después de su intervención en el plenario, el titular del Consell se entregó a la tarea de ofrecer todo su apoyo a Rajoy y a despachar, informalmente, con alguno de sus colaboradores más directos. Poco después de su discurso ante los compromisarios, el jefe del Consell se reunió con los principales mandos del "aparato" del PP de la Comunidad para recoger los avales de Rajoy. A continuación, en una terraza y bajo un sol espléndido, compartió café con su vicepresidente y hombre fuerte en Alicante, José Císcar; con el secretario regional del PP, Antonio Clemente; con el presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner; y con el conseller de Economía, Máximo Buch. Dicen en el PP que son los hombres fuertes de la nueva etapa de Fabra. P. r. f.sevilla

Las miradas a Sánchez de León y la flor de Buch

Los inhibidores de frecuencia, un elemento de seguridad, frustraron el intento del PP de la Comunidad de convertir el "hasthag" #sevillaconfabra en "trendtópic" de Twitter. Todas las miradas de los populares valencianos apuntaban a Paula Sánchez de León, en el epicentro de la polémica como delegada del Gobierno por las cargas policiales contra estudiantes en Valencia. Después de comer se marchó. Como Camps o Costa, otro que no apareció en el congreso fue Carlos Fabra. Sí estuvo su novia, Esther Pallardó, que aprovechó para fotografiarse con el jefe del Consell. Y la nota de color, desde luego, la puso el conseller Máximo Buch que lucía una flor amarilla en la solapa durante la comida. En tierra de supersticiones, color de mala suerte.