Detrás del mostrador de su puesto de dulces artesanos y frutos secos, Mari Ramírez atiende a sus clientes con anorak y bufanda debajo del delantal y es que, al no haber calefacción, uno no sabe si hace más frío en la calle o dentro del mercado de Babel. "No sé a cuántos grados podemos estar aquí, pero yo creo que en la calle si te pones al sol se está más a gusto", dice, mientras nosotros mismos comprobamos que en cuanto te paras un momento a hablar con algún placero, se empieza a notar el hormigueo del frío en los pies. "Yo lo siento sobre todo por los clientes que se quejan, y no es para menos", señala Mari tras atender a un señor que hacía la compra con el cuello del abrigo subido hasta las orejas, para añadir que "así es muy difícil trabajar".

El mercado municipal de Babel está sin calefacción desde que hace un par de meses se produjo un conato de incendio que provocó un fallo en el cuadro eléctrico inutilizando la calefacción. El grupo municipal de IU denunció el pasado martes la situación, tal como recogió este diario, aunque la concejala de Mercados, Belén González, aseguraba ayer que desde su área se lleva trabajando mucho tiempo para solucionar el problema, "pero estábamos a expensas de la aprobación de los presupuestos municipales". La responsable de los mercados en Alicante ha asegurado que "en un plazo de unos 15 días la avería estará reparada tal como hemos transmitido a los comerciantes".

A la espera de que se recupere la calefacción, en el centro comercial se están afrontando las bajas temperaturas de estos días con resignación y algo de guasa. "Yo vendo pescado fresco, pero creo que a partir de ahora voy a tener que venderlo como congelado porque de aquí a nada se me congela" indicaba uno de los vendedores, y la verdad es que da frío ver a los comerciantes de los puestos de productos frescos o congelados detrás de los mostradores llenos de hielo. "Estamos helaícos", dice Francisco Tambor desde su pescadería, "por no hablar del sábado pasado cuando la gente venía morada de frío. Una de mis clientas no podía coger ni las monedas y nosotros, ya ves, con el hielo y teniendo que coger las cajas heladas...". Otros, más previsores, han optado por llevarse al puesto la estufa desde casa. Es el caso de Dani y Mari Carmen, de la Carnicería Dani, que así, por lo menos, logran mantener los pies calientes y compensar el helor de la cámara frigorífica que la baja temperatura del mercado no logra atenuar. "Entre las cámaras y este frío, aquí no se puede estar. Da pena ver a la gente con bufandas, pero no se puede aguantar de otra manera", señalan, mientras relatan que "el viernes y el sábado pasados entraba gente intentando protegerse del frío que hacía en la calle y decían que aquí dentro era casi peor". En todos los puestos se comenta lo mismo. "Ahora dicen que lo van a arreglar en 15 días pero, de momento, ya se está anunciando otra ola de frío para esta semana y nosotros tenemos que sufrirlo".

Al margen de las molestias y la incomodidad por las bajas temperaturas, los comerciantes consideran que la situación provoca una reducción en el volumen de las ventas. "Si normalmente la gente viene y se da una vuelta, ahora uno entra, compra lo urgente y se marcha porque aquí no hay quien esté", señalaba ayer una de las vendedoras que no paraba de abrazarse el cuerpo y de dar saltitos para intentar entrar en calor. "Es que estamos aquí desde muy temprano en pie y junto a las cámaras frigoríficas". Por su parte, los clientes aguantan sin quitarse las bufandas ni desabrocharse el abrigo. Por lo menos, tienen la garantía de que los productos frescos van a mantener la cadena de frío como si estuvieran en un frigorífico. Menos mal que en la calle, pese a que el termómetro marque sólo 9 grados, el sol ayuda a entrar en calor.