La inmigración a la provincia de principios de los años 2000 respondía a cuestiones económicas, fundamentalmente era una consecuencia de las numerosas oportunidades laborales que Alicante ofrecía en diversos sectores. Sin embargo, la profunda crisis de los últimos tres años ha modificado las causas que mueven a las personas de diversos países a dejar sus hogares. En este último tiempo, la llegada de extranjeros está motivada en gran parte por la oferta formativa que han desarrollado los centros educativos superiores de la provincia.

Así lo demuestran casos como el de Gosia Gruzlewska, una joven polaca de 25 años que dejó su tierra en 2009 -en plena recesión mundial- y que actualmente se encuentra estudiando el máster oficial de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante. "Tras muchas dudas vine aquí en septiembre de 2009, porque me parecía que era una buena oportunidad para aprender español y en diciembre de ese mismo año comencé a trabajar en el aeropuerto de El Altet", afirma Gosia, quien además cree que la economía alicantina no irá a mejor a corto plazo, aunque matiza: "La gran ventaja de Alicante es el tiempo, el sol y la playa. Es más fácil sobrevivir en un clima como el de la provincia que en un país con las temperaturas más bajas".

Luis Suárez, por su parte, dejó Venezuela también en el año 2009 para completar su formación en Recursos Humanos a través de Fundesem, gracias a una beca que consiguió desde su país de origen. "Sabíamos que la situación económica no era fácil pero la inseguridad de nuestro país nos movió a buscar a mi mujer y a mi un lugar mejor para vivir con nuestras hijas", relata.

En la actualidad, Suárez trabaja en un establecimiento 24 horas y pronostica una larga y lenta salida de la crisis. Añade que no ve futuro en la economía de la provincia "porque los contratos son muy precarios para aquellos que logran conseguir un empleo, los empresarios lo están haciendo mal, se aprovechan de los trabajadores y no valoran la formación de sus empleados".