La presión vecinal ha obligado al Ayuntamiento a reponer las plazas de aparcamiento de coches que suprimió recientemente en la Ronda del Castillo de San Fernando para habilitar un espacio destinado a las motos. Esta medida, que se adoptó por "seguridad", se sumó a la eliminación de todo el margen izquierdo de estacionamiento en Sargento Vaíllo, situada al lado de la anterior, donde se creó una segunda zona para motos, que de momento sigue vigente.

Es precisamente Sargento Vaíllo donde más plazas quitaron, cerca de 30, por lo que la media docena que han recuperado en la Ronda es a todas luces insuficiente para los vecinos, según explicó ayer la presidenta de la asociación Franciscanos-Oliveretes Pilar Pérez. "Esas plazas están de nuevo porque tienen que estar. No tenían que haberlas quitado, y las otras tampoco porque no disponemos de espacio para aparcar. Que quiten de calles que no dan la anchura está bien pero no del resto". Esta asociación ha rescatado un informe técnico de 2004 según el cual Sargento Vaíllo supera los tres metros -el límite para que puedan pasar los vehículos de emergencia es 2,60-, por lo que, dicen, hay espacio para dejar los coches en ambos lados.

Los residentes reclaman alternativas a la constante supresión de aparcamiento -más de 200 plazas en los últimos años-, un problema que se agrava por la presencia en la zona del Centro de Adultos Paulo Freire y de la Escuela de Idiomas. "Yo he optado por no mover el coche porque a veces tenemos que aparcar a medio kilómetro. No nos podemos subir el coche a casa y tampoco comprar plazas de garaje porque se han disparado". Por ello proponen que se habiliten dos solares próximos, uno en el Panteón de Quijano y el otro en Manuel Antón.

La eterna demanda de la tarjeta de residente

Otra importante reivindicación de la asociación es la creación de la tarjeta de residente. "Es una demanda no solo para nosotros sino para todos los barrios de Alicante con zona azul porque la ciudad sufre grandes problemas de falta de aparcamiento", dijo Pilar Pérez, quien explicó que, al no haber espacio, los trabajadores de los negocios del barrio dejan los coches donde han pintado las plazas de motos vigilando que no llegue la grúa. La asociación está pendiente de reunirse con el concejal de Tráfico.