Una lista venció en las urnas, pero ninguna de las dos candidaturas que se presentaron ayer al congreso provincial del PSOE logró la victoria moral. La cita en el Hotel Portamaris certificó lo que ya venía barruntándose durante las últimas semanas: que los socialistas alicantinos se encuentran más que divididos. Están partidos en dos mitades casi iguales. Por un lado, los que apoyan a Carme Chacón en la carrera por alcanzar la secretaría general del partido. Ayer, Ana Barceló fue su cabeza visible. Y por otro lado figura la facción que da su apoyo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Ángel Luna capitaneó esa lista. Pues bien, tras la votación para elegir a los 28 delegados que viajarán en febrero al congreso federal de Sevilla, una cosa quedó clara, que la fractura es evidente ya con cifras. De los 192 sufragios emitidos, 96 llevaron el nombre de Ana Barceló, 90 el de Ángel Luna, cuatro fueron en blanco y hubo dos nulos. En total, la secretaria provincial del PSOE se hizo con el 50% de los votos y el presidente de la gestora socialista de Alicante se quedó en el 46,8%. Casi un empate técnico. Pero al final, ganó la opción de Chacón. Por la mínima, pero ganó. Obtuvo 15 delegados frente a los 13 de su rival.

Sin embargo, ninguna de las dos partes debe estar del todo contenta. Ana Barceló, porque su triunfo fue pírrico teniendo en cuenta que contaba con el respaldo del sector de Leire Pajín y del lermismo. Y Ángel Luna, porque aparte de perder -él aseguraba tener la mayoría del congreso y por eso se negó a pactar una candidatura-, representaba a los afines a Jorge Alarte. Con Alejandro Soler incluido. El líder del PSPV, por cierto, salió ayer vapuleado en el cómputo global de los congresos de Alicante, Valencia y Castellón. Revalidar su cargo al frente de los socialistas valencianos está cada día más caro.

La maniobra de Moreno

Eso sí, esa sensación de derrota no la hizo pública ayer nadie en la provincia. El sector de Chacón reiteró que se impuso, mientras que el de Rubalcaba argumentó que fue capaz de dar la cara hasta el final. Y eso, que tenía enfrente al "aparato" del partido. Incluso cree que habría ganado si los afines a Francesc Romeu no se hubieran escindido entre ellos a última hora. Y es que hasta ayer por la mañana, iban a concurrir tres listas al congreso. Las dos de Chacón y Rubalcaba, y una más con dirigentes próximos a Romeu. Esa candidatura iba a estar comandada por Antonia Moreno, pero una postrera reunión de Luna con la primera teniente de alcalde de Orihuela abortó la iniciativa. Moreno se integró en la relación de nombres de Rubalcaba e hizo estallar a los dirigentes próximos a Romeu. Entre otras cosas, porque se llegó a incluir en esa lista hasta a tres dirigentes que no querían ir en ella. Andrés Cremades fue uno de ellos. Al final, los tres renunciaron por escrito y expresaron su malestar en los corrillos que se formaron durante toda la mañana en el acceso a la sala.

Hubo voces que incluso creen que esa maniobra de última hora la dirigió el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, muy cercano a Romeu. El exministro brinda su apoyo a Rubalcaba para ascender a la secretaría general del partido y ayer era consciente de que una tercera candidatura fraccionaría el voto e iría en contra de Luna. De ahí que, según fuentes socialistas, decidiera mover ficha.

Además, la alcaldesa de Castalla, Maite Gimeno, se cambió de una lista a otra al enterarse de que no iba en uno de los puestos punteros de la candidatura de Luna. Con ella se trasladaron tres votos.

Otra de las que no tuvo que marcharse satisfecha ayer a casa fue Elena Valenciano. La que fue directora de campaña de Rubalcaba en las pasadas elecciones generales estuvo en el Hotel Meliá -a escasos metros de la sala en la que se desarrolló el congreso provincial-, pero no se acercó a saludar a sus compañeros. Sí lo hizo Leire Pajín, que llegó justo cuando comenzó la votación que dio el triunfo a Ana Barceló.