Los alicantinos que viajaban en el Costa Concordia que naufragó el viernes al chocar contra una roca junto a la isla italiana de Giglio, tienen previsto llegar hasta el final en su denuncia contra la naviera tanto por las pérdidas materiales, dado que se quedaron con lo puesto, como por los daños psicológicos. Su indignación, como la de los más de 3.000 pasajeros del barco, se debió sobre todo al "descontrol" en la evacuación de la nave tal como ha señalado Pablo Lázaro, residente en El Altet, quien llegó ayer a su domicilio tras la que considera "una de las peores experiencias de mi vida". Pablo, que viajaba junto a su mujer, Ana Mercedes Pernalete, y al hijo de ésta, Jonás, aseguró, que "nos quedamos con lo puesto, yo incluso descalzo, pero lo peor es que temimos por nuestra vida porque además, todo cambia si hay luz, pero, al ser de noche, no sabíamos muy bien cuál era la situación". Pablo y los suyos fueron recogidos por un helicóptero desde la panza del barco, "pero antes pasamos un purgatorio. Si un barco está en pie, aún esperas a ver qué pasa, pero cuando vez que se está hundiendo y que a un bote salvavidas de 125 personas subían 300, y luego notas que el barco se tumba y todos parecíamos animales a empujones, por más que se pueda explicar, si no se siente, no se sabe el miedo que se puede pasar". Y eso que Pablo y su familia son aficionados a los cruceros. "Ya hemos hecho cinco, pero de momento vamos a parar".

Pablo Lázaro, al igual que otros de los alicantinos que viajaban en el crucero y cuyo testimonio recogió este diario en sus ediciones de domingo y lunes, se quejaba ayer del caos que se vivió en las labores de evacuación. "Dicen que no había chalecos salvavidas para todos. Sí los había, pero hay gente que no se los puso porque no sabía dónde estaban. Luego no daban permiso para que bajaran los botes salvavidas, los camareros se llevaban a la gente de un lado a otro y nadie sabía muy bien qué hacer. Yo me quedé alucinado por el sistema".

Ángel Pérez, de Torrevieja, quien viajaba con su mujer Silvia Aramburu, ya entró en contacto ayer con su agencia de viajes para ver cómo pueden interponer su reclamación. Ángel señalaba que "desde el accidente no hemos podido dormir porque seguimos sin asumir lo ocurrido. Lo único que hacemos es dar gracias por estar vivos". La experiencia, sin embargo, no va a impedir a Ángel volver a un crucero. "Cuando ocurrió el accidente llevábamos 4 días maravillosos. Son cosas que pueden ocurrir por un fallo humano", indicaba. Sí se quejaba Ángel ayer de los problemas que ha tenido en la misma Torrevieja para sacar el DNI perdido en el naufragio. "Nos han dicho que había gente en lista de espera para dos meses y pico y nos hemos enfadado porque nos hemos quedado sin nada, pero luego nos han llamado y se ha arreglado", indicaba.

El Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, por su parte, informó ayer a los afectados del naufragio de que pueden reclamar el coste del viaje así como la cuantificación de los daños sin perjuicio de acudir a la vía judicial. Por su parte el Instituto Nacional de Consumo (INC) ha puesto a disposición de los afectados su página web http://www.consumo-inc.gob.es y está coordinando junto con el Consejo de Consumidores y Usuarios las actuaciones conjuntas de información. Con todo, en primer lugar, los usuarios que viajaban en el Costa Concordia deben dirigirse a su agencia de viajes.

A la espera de la reacción de los clientes

La presidenta de la Asociación de Agencias de Viajes de Alicante, Marisa Sempere, considera que, aunque a corto plazo se produzcan algunas cancelaciones de cruceros por el naufragio, a la larga no tendrá una gran repercusión en el sector. "Aquí hay una cosa clara", dijo ayer, "el que tenía previsto contratar un crucero estos días a lo mejor no lo hace, aún es pronto para saberlo, pero a la larga suponemos que no afectará". En cuanto a cancelaciones de viajes ya reservados, Marisa Sempere ha manifestado que "habrá quien cancelará y cambiará por otra cosa y una mayoría que los mantendrá". Desde el sector no se espera que el accidente del Costa Concordia suponga un varapalo al turismo de cruceros ya que, "aunque aún no tenemos instrucciones de las compañías, supongo que ahora las navieras echarán el resto para intentar mantener a los clientes".

Un sector que deja unos 10 millones al año

El turismo de cruceros deja en Alicante alrededor de 10 millones de euros anuales. El año pasado hicieron escala en la ciudad 60 cruceros con más de 100.000 pasajeros. El sector estima que cada viajero de cruceros deja en Alicante unos 100 euros entre regalos y hostelería por lo que no es un sector desdeñable para el turismo alicantino. El Puerto de Alicante consolidó el año pasado el tráfico de cruceros con unos 100.000 cruceristas, lo que devolvió a la estación marítima a la senda del crecimiento perdida en 2010, cuando la crisis económica desvió veinte barcos al Caribe. Tras el éxito del año pasado, para 2012 se espera mantener las cifras de llegada de barcos a la ciudad. El naufragio del Costa Concordia podría acarrear un perjuicio a corto plazo para el turismo de cruceros, pero el sector considera que no tendrá incidencia a medio o largo plazo una vez que pase el impacto del accidente.