El Consell intenta ganar tiempo. La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, rompió ayer el silencio oficial sobre la Línea-2 del tranvía entre Alicante y la Universidad -acabada hace casi un año- tirando por la calle del medio. Bonig decidió declarar "desierto" el concurso para adjudicar la gestión de la línea, y anunció el inicio de un nuevo periodo de ocho meses para elegir, entre tres aspirantes, al futuro operador de una infraestructura que ya no será privada al cien por cien, sino que se explotará bajo la fórmula de una empresa mixta.

De esta forma, la Generalitat trata de ganar tiempo y capear, así, su crítica situación económica y el no menos delicado momento de la pública Ferrocarriles de la Generalitat, que arrastra una deuda de mil millones de euros que le ha dejado sin margen de maniobra. Bonig aseguró que el tranvía a la Universidad y San Vicente arrancará para el próximo curso. Mientras, una infraestructura en la que se invirtieron más de cien millones de euros está abandonada y deteriorándose día a día.

El próximo 28 de febrero se cumplirá un año desde que a la mesa del entonces conseller de Infraestructuras, Mario Flores, llegó la oferta del grupo alicantino Vectalia -matriz de SuBús, concesionaria del transporte público en Alicante y su área metropolitana- para explotar la Línea-2 del tranvía. Fue la única propuesta, calificada por los técnicos con notable y que consistía en que el operador pagaba 15 millones iniciales, mas otros 24 millones anuales por la gestión de la línea. A cambio, cobraba una tasa del Consell entre 15 y 20 millones al año.

La adjudicación, que se dio por segura, comenzó a demorarse, hubo cambio de ejecutivo autonómico, se acabó el año y ayer, por fin, la consellera Bonig movió ficha alegando que "las condiciones en la que se convocó el concurso han cambiado de manera considerable como consecuencia de la actual crisis económica y, por lo tanto, es necesario buscar fórmulas que permitan poner en funcionamiento este servicio atendiendo a la actual coyuntura socio-económica".

Palabras tras las que se esconde la orden recibida por el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, de no gastar ni un euro. Algo que ha paralizado durante todo este año nuevas licitaciones y, por lo tanto, dejado sin fecha la extensión del tranvía al aeropuerto de El Altet y el centro de Benidorm.

Una vez declarado "desierto" el concurso, Infraestructuras abrirá ahora un nuevo proceso de contratación basado en la figura legal del "diálogo competitivo". Un modelo que se utiliza, según el Consell, cuando se trata de contratos complejos. La conselleria buscará a un máximo de tres empresas y les planteará las necesidades de la explotación de la línea. Éstas presentarán sus ofertas y tras el análisis de las mismas se procederá a la adjudicación del nuevo contrato pero con un novedad. A diferencia del planteamiento inicial, finalmente será una empresa mixta la que gestione el tranvía que unirá el centro de Alicante con San Vicente.

La "joya de la corona" al atender un tráfico de 25.000 estudiantes

La conexión tranviaria Luceros-San Vicente estaba llamada a ser la "joya de la corona" de la red del tranvía. No sólo porque en el campus de San Vicente estudian 25.000 alumnos, sino porque los tranvías darán servicio al centro de la ciudad, barrios, Hospital General y San Vicente. El Consell prevé que la línea tenga un tráfico anual inicial de 6,3 millones usuarios que alcanzará los 11,5 millones en siete años.

Según los estudios que maneja la Conselleria de Infraestructuras, su inauguración supondrá, de inmediato, la reducción en un 22% del tráfico de vehículos entre la Universidad, San Vicente y Alicante, unos 3,5 millones de vehículos al año.

La L-2 contará con 14 paradas. Luceros, Mercado, Marq, Goteta, Bulevar del Pla, Garbinet, Hospital, Maestro Alonso, Gastón Castelló, Bulevar Norte, Ciudad Jardín, Santa Isabel, Universitat y San Vicente del Raspeig. F. J. B.