Las cantinas de 33 institutos de Secundaria de la provincia, en uno de cada cuatro centros educativos, cambiaron ayer de manos pese a las reiteradas protestas de profesores y alumnos por los cambios que ha sufrido el modelo de adjudicación de estas cafeterías.

Tocaba renovar la concesión de las cantinas -se hace cada cuatro años- y el cambio ha coincidido con un nuevo pliego de condiciones que ha provocado un profundo malestar en la comunidad educativa, porque ha dejado de tener voz a través del Consejo Escolar a la hora de decidir estas adjudicaciones. Los usuarios del servicio ya no pueden opinar, lo que prima ahora es la resolución de 22 de junio de 2010 por la que dicha atribución corresponde a las direcciones territoriales y la puntuación para las ofertas hace especial hincapié en los beneficios económicos.

En resumidas cuentas: pequeños autónomos que llevaban desde hace quince años las cafeterías de los institutos se ven desplazados por empresas con mayor potencial que han ofrecido más canon económico -un fondo que recibirá anualmente la Generalitat, entre 400 y 1.000 euros- y que añaden mejores precios.

"Es muy extraño que quien ha conseguido la cantina del Instituto El Pla de Alicante haya pujado por 15 euros más que yo. El canon mínimo era de 700 euros, yo aporté 1.000 y quien se la queda, 1015 euros". Miguel Ángel Sánchez está muy dolido. Llevaba 10 años en esta cafetería y con 48 años de edad se ve en la calle y sin paro, como la mayoría de sus compañeros. "Menos la barra de la cafetería, lo demás es todo mío, lo puse yo cuando empezó a funcionar el centro".

La indignación de los cantineros se ha evidenciado a través de los propios alumnos y profesores, que han remitido a este diario sus quejas y protestas. "Miguel no ha faltado un sólo día en nueve años. El proceso de selección no respeta ni la calidad del servicio en su entorno más inmediato ni la opinión de los usuarios. ¿Cómo puede ser más ventajosa una propuesta que ni siquiera se ha llevado a cabo? ¿Se coteja a posteriori?", se preguntan la práctica totalidad de los docentes de este instituto a través de un portavoz, Tomás Mestre.

"Dispuestos a lo que sea"

Los institutos están por ello en pie de guerra y los cantineros "dispuestos a lo que sea", como apunta Lucía Marcos que también se ha visto obligada a dejar la cafetería del IES L'Arabí de Alfaz del Pi con 58 años: "¿Adónde voy ahora?, se pregunta angustiada.

Profesores y alumnos de este centro hablan de "anomalías, si no irregularidades" a la hora de evaluar las ofertas de las cantinas porque, inicialmente, los directores "iban a poder aportar la opinión de los centros y no ha sido así". El vínculo que después de una decena de años se crea entre la cantinera y la población escolar "es muy estrecho y si estamos contentos con el servicio ¿por qué lo cambian entonces?".

Las supuestas irregularidades a que hace referencia la comunidad educativa apuntan a la concentración de las cantinas en pocas manos y al hecho de que una de las que ha logrado más concesiones haya cambiado su razón social y haya pujado por la totalidad de las cantinas de la provincia. Litra Lan Uni SL, constituida en noviembre de 2009 para la actividad de la contsrucción de edificios residenciales, cambió de denominación y objeto social en mayo de 2011 para pasar a ser de Construcciones y Servicios. Desde la Conselleria de Educación confirmaron a este diario que dicha empresa ha logrado la adjudicación de ocho de las cantinas ofertadas, una de cada cuatro.

La del IES de Callosa d'en Sarrià es una de ellas. Su cantinera se ha visto relegada tras once años. El claustro docente ha hecho público también su "total rechazo por la concesión del Bar-Cafetería de nuestro centro a Litra Land, creada hace dos años y dedicada a la construcción. El nuevo proceso de adjudicación favorece la opacidad y concesiones a empresas grandes que suelen vender productos industriales precocinados, en detrimento de adjudicatarios locales que suelen ser familias del pueblo, conocedores de nuestra idiosincrasia y que adquieren productos frescos en el municipio". Alumnos y profesores no ven "claridad" en las ofertas de las adjudicatarias y piden que se "revoque" o al menos se "revise" la adjudicación.

Uno de los primeros conflictos que surgió por el cambio de empresas desde noviembre, para hacerse cargo de las cantinas en institutos, lo protagonizó el IES Pere Ibarra de Elche. Toda la comunidad educativa protestó y apoyó al matrimonio encargado durante 25 años. Los alumnos criticaron además que la calidad de los productos no sería la misma. En el IES Miguel Hernández de Alicante ha sucedido tres cuartos de lo mismo con el respaldo a María Carmen Martínez, en la calle con 62 años.