Estrenamos 2012, el año de la llegada del AVE a Alicante, y lo que parecía claro ya no lo es tanto porque, curiosamente, dos empresas públicas, hoy del mismo color político, no se ponen de acuerdo. Avant, tutelada por el Ayuntamiento de Alicante, insiste en salvar los viejos tinglados de la estación y Adif, la sociedad pública que construye la línea de Alta Velocidad, sostiene desde octubre que si se conservan los almacenes no se podrán cumplir las fechas. Y todo cuatro años después de que el proyecto de entrada que está ejecutado al 60% no recibiera alegaciones del Ayuntamiento que hoy pretende modificarlo.

La sociedad Avant tiene previsto remitir este mismo mes un informe al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en el que se trasladará con detalle la fórmula pactada en el seno de la empresa, participada en un 25% por el Ayuntamiento de Alicante, con la que, según un gráfico colgado en la propia página web de la sociedad pública, el AVE podría llegar a Alicante sin necesidad de demoler los tinglados (almacenes) sin uso en la actualidad. La salvación de estos inmuebles entra dentro de un proyecto global de Avant que incluye una remodelación de la estación provisional con la recuperación de la fachada neoclásica de principios del siglo XIX y la cubierta.

Una actuación que, según ha venido sosteniendo Adif, impediría que la Alta Velocidad ferroviaria fuera una realidad el próximo diciembre. No tanto por la recuperación de la fachada, sino por el problema que suscitan los tinglados. Sobre la parcela donde están ubicados va, según el proyecto aprobado en 2007, un vestíbulo para los pasajeros, una parada de taxis y una cafetería. Su salvación obligaría, según Adif, "a modificar los proyectos y programación de las obras de accesos de los viajeros a los trenes y la ordenación del entorno, lo que imposibilitaría que la Alta Velocidad llegue en 2012", según comunicación de Adif el pasado 7 de octubre, cuando estalló la polémica.

Las obras avanzan a buen ritmo y han cambiado, incluso, la imagen de la entrada del ferrocarril en Alicante, pero se enfrentan ahora la posibilidad del retraso, ya que el tren debe parar justo donde hoy están los polémicos tinglados.

El Ayuntamiento de Alicante y los colectivos ciudadanos sostienen que su conservación no tiene por qué retrasar los trabajos, algo que hasta ahora niega Adif y los propios técnicos que trabajan, ya contra el reloj, para intentar que puedan comenzar las pruebas del AVE el próximo verano. Adif ha asegurado, hasta ayer y desde el pasado 7 de octubre, que la protección obligaría a modificar una actuación que ésta ejecutada ya en un 60%. No obstante, la llegada al Ministerio de Fomento de un nuevo equipo del mismo color político (PP) que el equipo de gobierno municipal, podría, incluso, flexibilizar la posición inicial de Adif. Todo dependerá de la carga política que acompañe al informe que ultima Avant para trasladar a la nueva ministra de Fomento, Ana Pastor.

En la zona donde se ubican los tinglados que quiere proteger el Ayuntamiento está aprobado desde julio de 2007 un proyecto de urbanización que incluye la construcción del vestíbulo, cafetería y una parada para los taxis que atiendan a los pasajeros. Adif sostiene que la estación será provisional, como ocurrió en Valencia, pero debe hacerse algo con consistencia, ya que se prevé que el tráfico de pasajeros con Madrid prácticamente se duplique con la llegada del AVE. Una infraestructura provisional pero que, en un momento de recesión económica feroz como la actual, y debido al ajuste de los fondos públicos, deberá servir, con toda probabilidad, para bastantes años más antes de poder contar con la intermodal. Infraestructura cuyas obras están previstas a partir de 2013, aunque habrá que esperar ahora a los ajustes previstos en un Ministerio de Fomento al que, de entrada, le han dejado sin 8.000 millones este año.

En el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del Ayuntamiento de Alicante sólo tiene, hasta hoy, protección parcial la cubierta de la estación, que data de 1868. Los tinglados que el Ayuntamiento pretende declarar como "Bien de Relevancia Local" no están protegidos. Según Adif, en el escrito de alegaciones sobre el proyecto de entrada del AVE que presentó el propio Ayuntamiento el 3 de agosto de 2007 -documento firmado por Sonia Castedo, en calidad de edil de Urbanismo-, no se hizo ningún tipo de comentario sobre la necesidad de proteger la naves. Tampoco figura en el PGOU.

Mientras se resuelve el contencioso abierto por el Ayuntamiento, los trabajos del túnel del AVE se desarrollan a buen ritmo entre el cementerio y el puente rojo de la Gran Vía. Consisten en la construcción de una serie de pantallas a 15 metros de profundidad a ambos lados del futuro túnel, que se cubrirán con hormigón.

El AVE debe llegar a la estación actual por el túnel artificial (en la primera fase se elimina la playa de vías hasta el paso a nivel de Ausó y Monzó que desaparece) y unos 650 metros de vías a cielo abierto para finalizar en una playa de seis vías, al norte de la estación, paralela a Bono Guarner, justo donde se encuentran los tinglados. Cuatro vías serán de ancho internacional y dos de ancho convencional (cercanías y media y larga distancia) en tres andenes en el antiguo apeadero donde se limpiaban los trenes y se cargaban los vehículos que permitían viajar con el coche.

El viaducto de La Encina sobre la A-31 supera la prueba de carga

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias ha culminado con éxito la prueba de carga del viaducto construido en La Encina para salvar la A-31. Los técnicos utilizaron para comprobar la resistencia del viaducto un total de 30 camiones con un capacidad para transportar 40 toneladas cada uno. Resultado: el viaducto de 174 metros de longitud aguanta sin problemas un peso de 1.200 toneladas (1,2 millones de kilogramos) al mismo tiempo, algo que es prácticamente imposible de llegue a producirse.

El viaducto permitirá el paso de la nueva línea ferroviaria de ancho convencional en el denominado "nudo de La Encina", distribuidor del movimiento de los trenes en dirección a Valencia y Madrid. Se trata de una infraestructura de 174 metros de longitud con un tablero compuesto por doble viga de tipo artesa prefabricada en hormigón. El canto es de 2,19 metros en el eje de la estructura. Con el fin de materializar el salto sobre la A-31, la pilas centrales disponen de pórticos mixtos apoyados entre un fuste en la mediana y otro en el exterior. Los pórticos del viaducto tienen 22,6 metros de luz.