Nueve mil valencianas que anhelaban tener un pecho más voluminoso y se operaron en centros de cirugía estética privados de Valencia, Castelló y Alicante viven ahora con preocupación y angustia cualquier noticia relacionada con las prótesis de la marca PIP (Poly Implants Prothèses) que llevan en su interior y que les colocaron antes de que Francia decretara la retirada de estos implantes del mercado tras constatar en una inspección realizada en la empresa fabricante que el gel no estaba autorizado por la Comisión Europea y que esa era la razón del aumento desproporcionado de roturas.

El miedo ha vuelto a reavivarse tras la sospecha lanzada por la presidenta del Instituto Nacional de Cáncer de Francia, Agnès Buzyn, de que podrían estar relacionadas con la aparición de un cáncer linfático al haber aparecido ocho casos en mujeres que llevaban este tipo de prótesis.

La Conselleria de Sanidad indicó también que a otras 639 mujeres afectadas por un cáncer de mama se les implantó este tipo de prótesis en la cirugía reconstructiva posterior que les realizaron en un hospital de la red pública. La conselleria indicó que a estas pacientes se les ha notificado que llevan este tipo de prótesis y en la actualidad son controladas por sus respectivos cirujanos.

No ocurre lo mismo con algunas de las que se operaron en clínicas privadas de Valencia, según consta en las denuncias que llegan a la Asociación Defensor del Paciente donde algunas mujeres se quejan de que la única respuesta que han recibido de sus cirujano es que se trata de "alarmismos".

Ante la desazón de una de las mujeres que expresaba que tenía el pecho irregular y caído, el cirujano se limitó a contestarle que se hiciera una ecografía por su cuenta y que si había que operarla de nuevo se las cambiaría, pero que tendría que volver a pagar la operación. Por la primera ya abonó 6.500 euros. La mujer ha pedido ayuda porque no sabe donde acudir.

Por otra parte, la presidenta de la Asociación Defensor del Paciente, Carmen Flores, recordó ayer que hace un año pidió a la Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, Teresa Gisbert, que investigara los daños y la situación de indefensión que sufrían 24 valencianas que afirmaban que nadie se responsabiliza de los perjuicios que podían ocasionarles estas prótesis defectuosas.

"Después de un año puedo decir que la Fiscal Jefe no nos ha hecho ni puñetero caso, ni tampoco el Ministerio de Sanidad", agregó .

Por otra parte, el distribuidor de las prótesis PIP en la Comunitat Valenciana, Manuel Riera, declaró ayer a este rotativo que antes de que se diera a conocer la alerta por el gel defectuoso que provocó la retirada de las prótesis PIP, estos implantes eran los mejores del mercado.

"Iban fenomenal, no se encapsulaban y no creaban seromas", precisó el comercial que destacó que desde que empezaron a distribuirlas en Valencia entre los años 98 y 99, estas prótesis fueron las que menos problemas dieron a las usuarias que las llevaban.

"Era un secreto a voces que se rompían con una frecuencia alarmante"

La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) ha aconsejado a todas las pacientes portadoras de las prótesis PIP que acudan a su cirujano plástico, para realizarse una revisión. La entidad aconseja que "ante el mínimo signo de duda o de posible rotura" sean extraidas las prótesis. Las mujeres que desconozcan qué tipo de implantes llevan deben solicitar cita en el centro donde fueron intervenidas o con su cirujano, "para planificar un seguimiento.

Respecto a las notificaciones de rotura que deben realizar los cirujanos, el doctor Jaime Serra declaró que en febrero de 2010 solicitó al presidente de la sociedad que pusiera en marcha una serie de medidas para corregir el déficit de notificaciones, ya que meses antes el mismo cirujano había enviado a los 900 socios de la organización un correo electrónico recordándoles la obligación de notificar este tipo de incidentes, pero solo respondieron dos. Ante el escaso eco, Serra se dirigió al entonces presidente quien le respondió que lo que pedía era "demasiado complejo".

En este sentido, el doctor Serra ha calificado de "amoral" que ningún cirujano de la Sociedad Española hiciera notificaciones de rotura de marca alguna, "ya que era un secreto a voces que las PIP se rompían con una frecuencia alarmante", agregó.