Los veinte grados que se alcanzaron ayer en la franja litoral de la provincia -Alicante y Benidorm disfrutaron de 19 grados a las 14 horas, siete por encima de los 12 que había en Burgos y Vitoria, y por ejemplo, tres más que en Madrid-, posibilitaron ayer, como sucedió en el pasado martes, día de la Constitución, que las playas de la Costa Blanca registraran una afluencia más propia de la primavera que del puente de la Inmaculada. Alicantinos y turistas muchos de los cuales se atrevieron, incluso, a darse un chapuzón en diciembre aprovechando que la temperatura del mar está todavía en los 17/19 grados según las playas. En El Postiguet y la Playa de San Juan el mar termómetro "marino" alcanzó los 19 grados. El baño apetecible, según apuntaron atrevidos que disfrutaron del mar. La situación se mantiene estable hasta el domingo, cuando comenzará a nublarse.

Gasto, el justo

Un puente con un ocupación turística más que aceptable -salvo en la ciudad de Alicante donde la media hotelera no ha superado el 40% pese a precios supercompetitivos-. Benidorm ha vuelto a ser la gran beneficiada del puente aunque, si bien los hoteles han alzado el 90% de ocupación, los establecimientos hosteleros de la ciudad no han tenido resultados similares. "Muchos hoteles están llenos y con pensión completa. Si a esto unimos que los bolsillos tampoco están para muchas alegrías nos encontramos con una reducción significativa de lo que se gastan en consumiciones", apuntó ayer una camarera desde la terraza de una cafetería en primera línea de la playa de Levante.

En Alicante la situación está un poco mejor pero "estamos teniendo mucho trabajo, se nota que los turistas y los alicantinos miran la cartera. Patatas fritas, cervezas y pocos calamares a la plancha", subrayaron desde un chiringuito de la Playa de San Juan.