Llevamos cuatro años de crisis económica, ¿esto se ha traducido en un aumento de los infartos?

No sé si en más infartos, pero seguro que en más dolores de cabeza. Este país se tiene que plantear qué quiere ser de mayor. Desde el punto de vista médico trabajamos igual e intentamos hacer con menos recursos lo que hemos hecho hasta ahora, porque la sanidad pública española es buena, pero lo están poniendo difícil.

Sobre todo en Cataluña.

En Cataluña hemos empezado primero, pero aquí van a empezar pronto, porque si no, algo estamos haciendo mal. Debemos empezar a pensar cómo vamos a manejarnos como sociedad y el político debe dejar de pensar a cuatro años vista y mirar a largo plazo. Tienen que plantear el país para nuestros hijos, no para ellos. La política es corta de vista y eso es un problema para que los médicos hagan programas de prevención. Si ahora prohíbes fumar, los efectos los verás en 50 años. ¿Cómo se puede plantear quitar la ley antitabaco cuando fumar debería estar prohibido?

¿Tienen poco corazón nuestros políticos?

Espero que lo que vemos sean las excepciones de todo el proceso de corrupción y de todo lo que cobran los políticos. De las dietas que se llevan por ir a plenos a los que tendrían que ir igualmente porque es su trabajo. Estamos olvidando que el político da un servicio a este país y no al revés.

¿Cree que nuestro sistema sanitario corre el riesgo de hundirse con la crisis?

Lo que creo es que tenemos paladar de rico pero bolsillo de pobre. No es normal que en el resto de Europa, que pagan más impuestos y lo hacen todos, ofrezcan menos servicios que nosotros. Debemos empezar a racionalizar el sistema de salud, la universidad, las televisiones... Por otro lado, aún no he visto un recorte en Defensa y me gustaría saber si todo el dinero que se destina es necesario, porque la única acción bélica que he visto fue recuperar Perejil. No es normal que recortemos camas, hospitales, sueldos de médicos y que en Defensa nadie hable de recortar.

Los corazones jóvenes, con el estrés y la mala alimentación ¿sufren más que los corazones de nuestros abuelos?

Antes se hacía mucha más actividad física, porque el trabajo era más activo y había menos coches. Ahora la hemos disminuido con los ordenadores y los coches y la hemos convertido en ejercicio programado. También nos cuidamos más y vivimos más años, pero los factores de riesgo cardiovascular aumentan. Aumenta la obesidad, a pesar de que comemos más variado. Hemos mejorado la calidad de vida, pero hemos empeorado lo que comemos. Todo se balancea. Respecto a que el corazón esté más estresado, no lo creo así. Vivimos más años porque el corazón está mejor. Lo que sí es una realidad es que la obesidad infantil está aumentando y esto va a traer enfermedades cardiacas a edades cada vez más tempranas.

Se habla de que el cerebro es el gran desconocido, ¿el corazón también lo es?

En el corazón se ha avanzado mucho en los últimos 30 años, por lo que a partir de ahora se avanzará a un menor ritmo. Pero el cerebro sigue siendo el gran desconocido, porque sencillamente no entendemos cómo pensamos.

La genética y las células madre, ¿están ayudando a mejorar las patologías cardíacas?

La genética sí. Respecto a las células madres, se ha querido imponer el concepto de que van a solucionarlo todo y ceo que estamos sólo al principio. En medicina, a veces ocurre que tienes que vender que lo tuyo es lo más importante porque así consigues fondos y con las células madres ha ocurrido algo de esto.

¿Veremos pronto corazones bioartificiales para trasplantes?

Hacer un corazón bioartificial, que es mantener el esqueleto y poner todo de células, de momento es ciencia ficción, aunque es ciencia que está haciendo gente para convertirla en realidad. Pero creo que antes llegaremos al uso de corazones de animales que no provoquen rechazo.

Buena parte de su carrera profesional está dedicada a investigar la muerte súbita. ¿Es muy habitual este tipo de fallecimientos o como los casos que se producen en deportistas llaman tanto la atención parece que el problema es mayor?

Las dos cosas. La muerte súbita es muy frecuente. En España mueren unas 40.000 personas al año por esta patología, lo cual es diez veces más que los accidentes de tráfico. La muerte súbita en un deportista es muy poco frecuente, pero tiene una repercusión mediática muy fuerte.