"¿Que qué hacemos para ahorrar? Bueno, a mí de momento se me han acabado los vestidos de 200 euros". Con su marido en el paro desde hace un año y dependiendo sólo de su sueldo, la de María Dolores Sanz es una de las miles de familias alicantinas que ha tenido que recortar gastos. "Cuando antes venían amigos a casa a comer, comprábamos marisco. Ahora hacemos un menú de sangría y sandía", dice riendo pese a todo. Y es que los alicantinos se ajustan aún más el cinturón para poder llegar a fin de mes al cumplirse el cuarto año de crisis y en medio de un escenario en que no sólo se han recrudecido sus efectos, sino que desde distintos organismos internacionales y desde los propios mercados se sugiere que podemos estar en la antesala de una segunda recesión.

"Lo malo no es ya que no tengamos dinero sino que hay mucho miedo a gastar", señala Mariano, un hombre de mediana edad al que encontramos haciendo la compra en una de las medianas superficies de alimentación de la ciudad. "Yo cada día compro menos productos de marca. Mira, un kilo de arroz de la marca de aquí me cuesta 0,74 euros y, sin embargo, éste de una marca más conocida vale 1,36 y la paella está igual". Como Mariano, cada día son más los consumidores que apuestan por las marcas blancas que han pasado de tener una cuota de mercado del 18,6% en el año 2000 a un 41,7% en 2010, según el informe "Scan trends" de Nielsen. Con las marcas blancas y los descuentos que ofrecen los establecimientos comerciales se puede llegar a ahorrar hasta un 40% en la cesta de la compra. Además, los expertos en ahorro aconsejan ir al súper con la lista de la compra y evitar los impulsos y jamás ir a comprar con hambre para que no haya tentaciones. La crisis está resultando especialmente dura para las panaderías. José Antonio Murcia, propietario de un despacho de pan en la zona de playas, se lamenta "porque nosotros no podemos vender al mismo precio que los supermercados y hay muchos clientes que sacrifican la calidad por el precio". José Antonio asegura que en los últimos tres años "hemos notado una reducción de la venta de pan del 40% o más".

En el contexto de crisis actual el ahorro aumenta de forma casi proporcional al descenso del consumo. El cambio de hábitos del ciudadano en relación con la alegría en la economía que se vivía durante la época del "boom" se evidencia en las calles, en los comercios y hasta en el transporte y el tráfico. Los datos más recientes de la actividad comercial en Alicante los ofrece el balance de las rebajas de verano. En esta campaña, el gasto medio de los alicantinos bajó un 25% con relación a hace tres años. Según datos de la patronal provincial del pequeño y mediano comercio provincial (Facpyme), el gasto medio por persona ha pasado de los 120 euros de 2008 a los 90 euros actuales. Y en los más de dos meses que ha durado la campaña, "sólo los primeros quince días de cada mes, especialmente los de julio, son en los que, realmente, ha habido movimiento en las tiendas", aseguraba Francisco Rovira, secretario general de Facpyme. En realidad, el sector lleva instalado hace unos años en un continuo periodo de descuentos, con ofertas y lanzamiento de promociones, para poder incentivar la demanda. "Vale la pena esperar a las rebajas o aprovechar los descuentos", señala María Dolores, quien asegura que "yo cada día recurro más a los outlets. No siempre encuentro lo que busco pero a veces sí hay chollos". Otro de sus trucos para ahorrar en ropa es apostar por prendas básicas y complementos discretos que permitan repetir y recurrir a las amigas o a la familia para intercambiar.

En el presupuesto familiar, el capítulo destinado a los carburantes es uno de los gastos fijos. La asfixia económica de las familias obliga a recortar la factura y, en la tabla de prioridades, el consumo de gasolina desciende puestos. Tanto, que en lo que llevamos de año, el gasto en combustible en las gasolineras de la provincia ha bajado un 15%, "especialmente, derivado de la paralización de la actividad empresarial", según explicaba el presidente de las estaciones de servicio de la provincia, Emilio Córcoles. No obstante, también los particulares "han optado más por el transporte público tanto para los desplazamientos largos como para circular por la ciudad debido al encarecimiento del combustible", añadía. En lo que va de año, el precio de los carburantes acumula un incremento del 7,56% en el caso de la gasolina y del 7,5% en el del gasóleo, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE). Con todo, el precio para el consumidor oscila entre unas gasolineras y otras de forma que buscando la más barata nos podemos encontrar con un ahorro de hasta 160 euros año si se consume un depósito semanal.

Muchas familias optan, con todo, por dejar el coche aparcado. En el caso de Alicante, transcurridas las primeras semanas del mes de septiembre y, salvo las "horas punta", se aprecia una menor circulación de vehículos en las principales vías, con respecto a otros meses de septiembre. Sin embargo, el concejal de Tráfico y Transportes, Juan Seva, aunque admite una "ligera tendencia" al descenso por los efectos de la crisis, considera que lo que "realmente ha habido ha sido una redistribución de la circulación en la ciudad" debido a la mejora de viales. Además, a la oferta de transporte público se han incorporado con fuerza las líneas del TRAM, en las que este verano se ha registrado un aumento de viajeros del 20%.

Ante la necesidad de recortar gastos, las actividades de ocio se han visto especialmente afectadas por la crisis. "Ahora optamos por hacer cosas con gasto cero", señala Manuel López, padre de cinco hijos que confiesa tener que hacer juegos malabares para llegar a fin de mes. "Llevar a los niños al cine o a comer una hamburguesa nos acaba costando 50 euros sin darnos cuenta, así que vamos al parque o nos bajamos una película de internet". El precio del cine "más lo que te acabas gastando luego en palomitas o en bebida" resulta prohibitivo para algunas economías. "Si antes íbamos todas las semanas a ver una película, ahora vamos una vez cada dos meses... o nunca", confiesa Manuel, quien añade que también ha recortado en ropa aprovechando cada vez más para pasar las prendas de unos hijos a otros, así como en actividades extraescolares que le resultaban imposibles de mantener. En cuanto a los libros, se ha detectado un auge mayor de la venta de libros de bolsillo frente a los de tapa dura. El empleado en una de las librerías de Alicante indicaba a este respecto que "vendemos alrededor de un 20% más de libros de bolsillo que antes de la crisis, aunque en global la venta de libros ha bajado alrededor de un 15%", por no hablar de las películas y la música, que no pueden competir con las descargas en internet.

También han notado la crisis los bares y restaurantes. Y es que es fácil sacar las cuentas. El café diario en el bar cuesta el doble que si se toma en casa. Por no hablar de las personas que por motivos laborales tienen que comer fuera. Es el caso de Ana, que trabaja en una empresa de comunicación y que diariamente se lleva la comida en un táper de casa. "Yo no podría ir a un bar, me arruinaría por muy barato que fuera el menú", dice. Y no es la única; en su empresa hay media docena de personas que comen en el trabajo y que sólo de forma esporádica recurren a un restaurante. Con todo, la búsqueda de lugares donde comer en abundancia por poco dinero está provocando, frente a los restaurantes tradicionales, la apertura de buffets libres que sí parecen ser capaces de aguantar la crisis. También en casa se puede ahorrar. Los expertos aconsejan desconectar los cargadores de móviles de la red y desenchufar los aparatos que tienen "led", luz roja, y que siguen consumiendo hasta un 30% aunque estén apagados. Además hay que intentar aprovechar el calor natural, cargar bien la lavadora y el lavaplatos, cerrar los grifos mientras uno se lava los dientes o se enjabona en la ducha, y revisarlos bien para evitar fugas de agua.

Otros métodos infalibles para gastar menos son abandonar el tabaco, dejar en casa las tarjetas de crédito, apuntar todos los gastos diarios incluso los más pequeños, comparar bien las tarifas de las empresas de telefonía, recurrir a internet para encontrar ofertas de viajes y cambiar el gimnasio por el parque, que sale bastante más barato.

Libros, artículos y cientos de consejos en internet para aprender a ahorrar

Lo que no piensa uno, lo piensa otro. Si usted quiere ahorrar y no sabe cómo, tiene a su disposición todo tipo de artículos en revistas y en internet y hasta libros con recomendaciones para no llegar a fin de mes en números rojos. Hace poco, por ejemplo, se editó el libro "Al diablo con la crisis" en el que un profesor y un ahorrador en paro se han unido para publicar una serie de estratagemas de ahorro en el día a día entre las que se encuentran desconectar los aparatos con led (luz roja) y desenchufar los cargadores de móvil, colocar botellas vacías en la cisterna para que descargue menos agua o comprar la vivienda de segunda mano para aprovechar desgravaciones y subvenciones. Hay un libro que ofrece técnicas para ahorrar 3.000 euros en un año y otro que ofrece cien ideas para economizar, sin faltar las publicaciones de cocina en tiempos de crisis con decenas de recetas para aprovechar los restos y no tirar nada. En las revistas dirigidas a los consumidores también se recogen con mucha frecuencia, sobre todo últimamente, recomendaciones para hacer frente a la crisis con comparaciones de precios entre productos y establecimientos. En cuanto a internet, basta con pedir información sobre cómo ahorrar para encontrarse con centenares de páginas con consejos. ¿Habían pensado en poner un cubo en la ducha para reutilizar el agua que se va por el desagüe? ¿Saben que si los quemadores de la cocina están sucios gastan más? ¿Y que si va a hacer la compra con hambre acabará llevándose un montón de productos innecesarios? Pues va a ser cuestión de ir teniendo en cuenta todo esto y más con lo que tenemos encima.