Joaquín Ripoll cerró ayer su etapa como presidente provincial del PP. A una semana de su declaración en el juzgado a raíz de su imputación en el caso Brugal, el ahora responsable de la Autoridad Portuaria de Alicante escenificó su dimisión al frente la cúpula popular de Alicante, una decisión pactada directamente con el titular de la Generalitat, Alberto Fabra; y con Ana Mato, responsable de Organización de la ejecutiva nacional del PP. "Los ciclos empiezan y se acaban. Es una decisión meditada", subrayó Ripoll, cuyo relevo fue bendecido desde Valencia con la presencia de Antonio Clemente y David Serra en una reunión de la ejecutiva en la que Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante, realizó una llamada la integración. Miguel Ortiz, alcalde de Altea y senador, tomará el mando, de forma interina, hasta que se renueve la ejecutiva en el congreso provincial que está fijado antes del 30 de junio.

El ya exmandatario del PP encontró el momento ideal para su despedida. Deja la presidencia apenas 72 horas más tarde de que los populares sumaran en Alicante el mejor resultado electoral de su historia con el 55,2% de los votos que cosecharon en los comicios generales del 20-N. Cuando se fraguó su llegada al Puerto de Alicante, Joaquín Ripoll ya conversó con Fabra sobre su salida de la dirección del PP. Con Francisco Camps fuera de circulación, la marcha ahora del mencionado Ripoll saca de la escena a los dos protagonistas del pulso que la cúpula regional y la provincial mantuvieron durante más de un lustro. Muerto el perro, se acabó la rabia. Nada impide ahora que se "cocine" un acuerdo de cara al congreso provincial del PP para elegir una dirección de consenso.

A nadie escapa tampoco, en cualquier caso, que la marcha de Ripoll de la presidencia provincial del PP supone un alivio para Fabra a justo una semana de que el próximo 1 de diciembre, el ahora responsable de la Autoridad Portuaria declare por el supuesto amaño de la contrata de basuras de la Vega Baja durante su gestión en la Diputación, un sumario vinculado a la operación Brugal en el que está imputado por cinco graves delitos. En rueda de prensa, sin embargo, Ripoll negó que su decisión tuviera que ver con los problemas judiciales que arrastra desde el registro de la Diputación y de su casa en el verano de 2010. "Mi dimisión no guarda relación con Brugal. El camino de la política va por un lado y el judicial por otro", apuntó Ripoll para reiterar que, de todas maneras, la decisión sobre su renuncia la tomó con anterioridad a que el juez pusiera fecha a su declaración. "No tiene nada que ver con Brugal", volvió a insistir. "Todo se hizo legalmente y, por lo tanto, no tengo nada que temer. Espero que esas diligencias se archiven", zanjó.

Durante una comparecencia en la que estuvo arropado por el número dos de Fabra en el PP, Antonio Clemente, pero también del citado Miguel Ortiz y de la secretaria provincial Mónica Lorente, Ripoll reconoció que el punto de partida de la "reflexión" sobre su continuidad tuvo como origen la maniobra del campismo para apartarlo de la presidencia de la Diputación. "Son cargos -en referencia al sillón del Palacio Provincial y a la cúpula provincial del PP- que en su día entendí estaban ligados. El ciclo, por tanto, tocaba a su fin y he decidido adelantarlo", explicó Ripoll.

Antonio Clemente, número dos de la dirección regional del PP, agradeció al ahora presidente del Puerto "los años que ha estado al frente del PP alicantino". "La colaboración que seguirá prestando en el partido será muy importante", apuntó Clemente. Una declaración que, sin embargo, choca abiertamente con las luchas internas que, prácticamente desde su elección como presidente provincial del PP en el congreso de Altea de 2004, Ripoll mantuvo con Francisco Camps, principal valedor del propio Antonio Clemente, al que aupó a la secretaría general del PP tras la dimisión de Ricardo Costa por su vinculación con el caso Gürtel. El ahora presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante, sin embargo, no quiso entrar al trapo aunque tampoco se arrepintió. "En la vida uno tiene que asumir lo que hace en cada momento. Las cosas hay que meditarlas y hacerlas con convicción, y asumir las consecuencias", añadió para proclamar que su etapa como líder de los populares alicantinos es "la más gratificante" de "mi amplia y larga carrera política".

La marcha de Ripoll de la presidencia provincial del PP sorprendió a los antiguos notables del campismo. Apenas si hubo presencia en la reunión de la dirección provincial del bando que ofreció su respaldo al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, en Alicante. Entre los pocos que acudieron se extendió el malestar por la fórmula elegida para cerrar la crisis: un acuerdo de la ejecutiva para ratificar a Miguel Ortiz como presidente provincial del PP sin pasar por la Junta Directiva. Luego, a puerta cerrada y en presencia de los enviados de Alberto Fabra, ya no elevaron la voz para censurar esa decisión.

La única que, al margen de Ripoll y Clemente, intervino durante la reunión de la cúpula del PP fue la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. A su llegada a la sede provincial del PP, junto a los concejales Marta García-Romeu y Luisa Barcala, Castedo, de hecho, confesó haberse enterado de la dimisión de Ripoll por los periodistas. En su alocución a puerta cerrada, la primera edil de Alicante admitió que en la batalla interna del PP todos los sectores tenían su parte de culpa. Pero apeló, a partir de ahora, a la necesidad de fomentar la "integración" en los diferentes órganos directivos del PP y, al tiempo, reclamó que se "abran las puertas de la sede", en la que, admitió, durante años no se sintió a gusto. Hacía mucho tiempo, de hecho, que Castedo no pisaba el local del PP en Alicante.

La salida de Ripoll, de alguna manera, abre la carrera por su sucesión. Causó sorpresa entre dirigentes afines al expresidente de la Diputación que, finalmente, optara por proponer como sustituto en el PP a Miguel Ortiz antes que a Macarena Montesinos, cuyo nombre aparecía en todas las quinielas. La ahora diputada electa podría jugar un papel muy importante, de hecho, en el próximo congreso provincial del PP y, posiblemente, de asumir ahora el mando del partido se convertiría en un blanco demasiado fácil. Parece evidente que Ortiz es un presidente de transición -el mismo ayer limitó su mandato a la organización del periodo congresual- y que encima del tapete siguen apareciendo nombres como el de la citada Montesinos, el conseller José Císcar, Mercedes Alonso, Adela Pedrosa o la titular de la Diputación, Luisa Pastor. Aunque, eso sí, Antonio Clemente lanzó ayer un aviso a navegantes que a nadie pasó desapercibido: el presidente de la Diputación ya no tiene porque ser también el del PP.

"No quiere condicionar su gestión en el Puerto", dice el titular de la Generalitat

El presidente de la Generalitat y del PP en la Comunidad, Alberto Fabra, aseguró ayer, durante un acto en Castellón, que la dimisión de José Joaquín Ripoll se ha producido para "no condicionar" su labor al frente de la Autoridad Portuaria de Alicante. El jefe del Consell afirmó que la dimisión de Ripoll "era algo que ya estaba hablado". "En su día ya me comentó que en el momento en que ocupara el puesto de presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante dejaría la presidencia del partido para no condicionar su gestión", aseveró el titular del Consell. "Eso es lo que se ha producido", añadió el titular del Consell que, en este sentido, apuntó que Ripoll "ha esperado a después de las elecciones y ya está". "Ha presentado su dimisión sin más", recalcó para restar importancia a la cuestión. El presidente de la Generalitat anunció el pasado martes, durante la reunión de la Junta Directiva Regional del PP, la apertura del proceso congresual que se sustanciará, en primera instancia, entre el 17 y el 19 de febrero en Sevilla con el congreso nacional; durante la segunda quincena de abril con la convocatoria del cónclave regional que tendrá como escenario Alicante -se habla ya de la sede del Auditorio de la Diputación-; y, finalmente, la convocatoria provincial antes del próximo 30 de junio. efe