Un medicamento puede salvar vidas pero también quitarlas. Al menos es lo que ha ocurrido en un caso que juzgará en breve la Audiencia y en el que la supuesta arma del crimen fue la insulina. Una vecina de Aspe se enfrenta a 29 años de prisión por haber envenenado a su marido con la medicación que ella tomaba para tratarse la diabetes, según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario. Lo intentó en dos ocasiones diferentes, en el año 2007 la primera y que pasó en el hospital por una crisis hipoglucémica; y en 2010 una segunda que fue la que le dejó en estado vegetativo hasta que murió en febrero de 2011. La Fiscalía considera estos hechos como un asesinato en grado de tentativa y otro delito de asesinato consumado.

La mujer, Gregoria C. S. de 51 años, estaba en tratamiento de diabetes desde 1998, por lo que tomaba medicación de insulina. Asimismo, según el escrito de acusación, ella también se encarga de suministrar los tratamientos médicos a su esposo, Juan Antonio G. C.. Estas dosis agravaron las lesiones que tenía la víctima como consecuencia de estar en tratamiento por el VIH. En estos momentos, la acusada está en prisión preventiva a la espera de que se celebre el juicio.

La primera tentativa de asesinato tuvo lugar tras una discusión familiar el 30 de marzo de 2007. El medicamento fue disuelto en un vaso de leche con cacao que fue ofrecido al marido, según la fiscal con el objeto de acabar con su vida. La medicación le produjo una hipoglucemia grave que precisó su ingreso en el Hospital General de Alicante, centro en el que estuvo durante más de un mes. Tras ser dado de alta, el hombre no sufrió secuelas por estos hechos. Sin embargo, la Fiscalía considera que se trata de una tentativa de asesinato ya que el hombre podría haber muerto en caso de no recibir asistencia médica. Por ello, se reclaman once años de cárcel.

El segundo episodio tuvo lugar el 28 de junio de 2010. Según el escrito de acusación, la pareja había salido a cenar y, una vez en el domicilio, el marido tomó su medicación antes de acostarse. Fue mientras éste estaba dormido, cuando la mujer le suministró en el cuello hasta tres bolígrafos inyectables de insulina cargados con la máxima capacidad de dosis. El hombre llegó a despertarse en ese momento y le preguntó a la mujer qué era lo que estaba haciendo. Su reacción fue la de ponerle una almohada en la cabeza, iniciando un altercado en el que uno de los hijos llegó a levantarse para decir al matrimonio que se calmara ante los gritos que estaba dando el padre.

A la mañana siguiente, los hijos se encontraron con que a la hora de la comida su padre todavía no se había levantado. Una ambulancia le trasladó de urgencia al Hospital de Elche donde quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos por una hipoglucemia grave. Los médicos consiguieron estabilizarlo pero tras 35 días de ingreso fue trasladado al Hospital de San Vicente en estado vegetativo. El 4 de febrero de 2011 finalmente falleció.

La mujer había presentado denuncia contra su marido por malos tratos psicológicos, aunque dichas diligencias fueron finalmente archivadas debido al fallecimiento de éste.

La Fiscalía considera este segundo delito como un asesinato consumado por el que reclama otros 18 años de cárcel más para la mujer. Ninguno de los dos hijos del matrimonio reclama indemnización alguna por estos hechos.