Entresemana pasa entre doce y catorce horas fuera de casa y los sábados y domingos tiene que oficiar bodas, asistir a comidas o bailes con personas mayores y participar de otras actividades sociales. "La vida política es así", dice Asunción Sánchez Zaplana. Un trabajo "a jornada completa" en el que se embarcó en 1999, año en el que ya estaba casada.

Aunque no tiene hijos, sabe lo difícil que es conciliar la vida profesional y personal, "como para todas las mujeres de este país, aunque afortunadamente se empiezan, más que a repartir, a compartir tareas. Aún así el gran peso del hogar, lo que yo llamo la agencia social familiar, sigue recayendo en la mujer por educación y cultura.

Pero no lo llevo mal porque comparto muchas tareas con mi pareja". A él, funcionario, le gusta cocinar, "y plancha mejor que yo". A cambio, ella se encarga de la intendencia, de ir al mercado..."Realmente me ayuda, pero el 80% de la organización doméstica recae sobre mí", acaba reconociendo la edil. Cuando puede se lleva a merendar a sus sobrinos o los recoge del cole.

"¿Si tuviera hijos? Sería aún más difícil, como me ocurre en verano", cuando llega el niño saharaui al que acogen desde hace tres años dentro del programa "Vacaciones en paz", momento en el que aumentan las tareas del hogar y las responsabilidades. "Me apoyaría en mis hermanos, cuñados, amigos y en mi pareja", sacando tiempo al tiempo porque, afirma, "para mí es un lujo poder comer en casa o visitar a mis padres. A veces, he tardado dos meses en ver a mis hermanos y sobrinos".