"Es como una mujer de la que te enamoras, te enganchas y no te separas. Es coqueta y está custodiada por amantes de la Fiesta". Así habla José Miguel Fenoll, presidente desde hace cuatro años, de la hoguera Alfonso El Sabio "Obri l'ull", himno de la comisión desde 1957 y "grito de guerra" de sus festeros cuando desfilan.

Fenoll es el actual centinela de una hoguera con 83 años de vida y el último de una larga lista que comenzó en 1928 con el primer presidente. No está claro quien fue, si Vicente Barberá, Vicente Sales o José Caturla ya que los orígenes están rodeados de cierta confusión y el nombre varía según la fuente que se consulte, lo mismo que la demarcación o el año de arranque. Porque hay quien mantiene, como el secretario de la hoguera, Vicente Carrillo, que ya en 1927 tuvieron un monumento en la calle Berenguer de Marquina con el lema "La amistad", en el que el Castillo de Santa Bárbara y el Miguelete se daban la mano.

De lo que se tiene certeza es que en el año 28 ocho comisiones materializaron el arranque de la Fiesta sacando más de 500 músicos a la calle y con los primeros monumentos, y que la solicitud de plantà de Alfonso El Sabio es la primera datada cronológicamente. El investigador Armando Parodi, autor del libro "Alicante, arte y fuego", publicado con documentos del Archivo Municipal, revela que en la petición que envió el distrito al Ayuntamiento el 26 de abril de aquel año se observan varias firmas que comunicaban su intención de plantar dos monumentos, uno de ellos en la confluencia de Alfonso El Sabio con Pablo Iglesias. Éste fue el germen de la actual comisión.

Aquella primera hoguera, "Alacant, la millor terra del mon", fue obra del artista Francisco Hernández, que reprodujo el Castillo de Santa Bárbara con un globo terráqueo encima y una alicantina sentada con flores en su regazo.

Al año siguiente Hernández plantó "Ofrenda y amor" en colaboración con Gastón Castelló. Era una hoguera de ocho metros rectangular, aparecían Adán y Eva, y se criticaba el materialismo. En la comisión existían disputas territoriales, que la Comisión Gestora zanjó partiendo el distrito. Así nacieron Alfonso El Sabio-Quintana y Benito Pérez Galdós-Belando.

Aquellos pioneros plantaron en 1930 dos hogueras, una de ellas móvil que desplazaban por Luceros. El artista Lledó Bañeres escribió en el boceto de "El gran monument d'Alacant" que la foguera, una casona alicantina, iría montada sobre un chasis, "será movible y recorrerá todo el distrito".

Y en 1933 la comisión presentó a su primera belleza, Conchita Torres. Dos años después Angelita Ramírez fue elegida Bellea del Foc, "una de las más grandes emociones de mi vida junto a escuchar una radio Electrón", rubricó en una vieja foto que atesoran los festeros 80 años después.

Alfonso El Sabio fue a la cabeza hasta en la primera caída de una hoguera. En 1934 Manuel Ruso plantó una figura enorme de un alicantino de 15 metros de altura con las piernas abiertas, un pie en la calle Segura y otro en Álvarez Sereix para que el tranvía pasara por debajo. "Lo denegaron por motivos de seguridad y fue providencial", recuerda Armando Parodi, ya que se rompió el armazón de la figura principal. De ello dio cuenta el periódico El Luchador.

Con dos hogueras firmadas por Gastón Castelló el distrito entró en los 40, década en la que descubrió a Ramón Marco, un artista que vivía en la avenida que les dio grandes momentos de gloria. "La quimera del oro", "Tepsicore", "Mes morts que la bomba atómica" y "Humo" fueron algunos de los monumentos que les plantó entre 1946 y 1968, aunque pasará a la historia por "D'Alacant", una obra que costó 30.000 pesetas, recordada por las grandes cigalas que adornaban su base, y que les dio su primer premio especial. Marco modeló el tío Chuano, el ninot emblema de la hoguera que antiguamente se iba empujando en los desfiles y que desapareció. Hoy se conserva una réplica en el racó.

La comisión tuvo que esperar hasta 1975 para celebrar de nuevo el máximo galardón. Fue con "La vida sigue igual", de Pascual Domínguez. El tercero llegó con "La campanada", de Javier Mayor, en 1980, año que cosecharon once premios. A esas alturas ya estaba consolidada la barraca Els Chuanos, fundada en la avenida en 1973 por un grupo de foguerers.

Dos años después la comisión plantó su primer racó en medio de Alfonso El Sabio. Lo montaron antes de tiempo y se lo llevó por delante un camión. La hoguera se nutría de lotería, rifas, cartillas -tenía 400 vecinos colaboradores que pagaban 10 pesetas a la semana -, de cargos de honor como José Rico Pérez, expresidente del Hércules, que vivió en el número 38 de la avenida; y de empresas como Simago, que un año aportó 200.000 pesetas y les pagó la iluminación después de que la hoguera contara a un periódico que su gerente madrileño no les quería ayudar. También fueron pioneros en las cenas-baile, las subastas de cuadros y las tómbolas para recaudar fondos. "Era una hoguera con carisma que al estar en el centro tomó relevancia y fama de tener niñas ricas, que acababan siendo damas del fuego. Esto causaba enfados y no venía ninguna comisión. Hasta que entró Miguel Puchol de presidente, que suavizó las relaciones". Hoy, Alfonso El Sabio sobrevive gracias a los cargos de honor y la publicidad y sueñan con recaudar lo suficiente para retornar a la categoría especial, de la que están ausentes desde 1982.

José María Py, el ilustre vecino

Eran los años 20, época de tertulias en Alicante, y un asiduo participante de ellas era José María Py, un noble gaditano que acababa de llegar a la terreta tras un largo periplo en Valencia. Primero vivió en Carolinas pero después se mudó a un piso del número 28 de Alfonso El Sabio, desde donde puso los mimbres de las Hogueras. En la tertulia "Alicante atracción" dejó caer su idea de organizar unas fiestas populares en torno al rito del fuego. Y dicho y hecho. En 1927 se reunió con Evaristo Albert, que trabajaba en la calle Belando en una consulta como ATS, y le habló de las Fallas de Valencia. "Le dijo que se podría hacer lo mismo en Alicante e incluso en la misma fecha, a lo cual Albert le contestó que de eso nada, que si se hacía tenía que ser en junio, el día de San Juan, cuando se quemaban los muebles viejos", cuentan quienes conocen las crónicas de la época.

En pocos meses el proyecto comenzó a tomar forma con el nacimiento de las primeras ocho comisiones, integradas por gentes de mente abierta, vinculadas al turismo y la hostelería, que vieron la posibilidad de proyectar Alicante hacia el exterior y con esa idea ya plantaron monumento en 1928.

En aquel primer año José María Py firmó la petición de plantà de Alfonso El Sabio como presidente honorario de las Hogueras, y así reza en los documentos de la época. Sin embargo, poco pudo disfrutar de su criatura ya que el 15 de marzo de 1932 falleció a los 51 años en su casa de la avenida, en un edificio que ya fue demolido.