Del concepto de gestión urbana de las tres "B" (bombillas, basura y baches urbano) se está pasando al diseño de urbes eficientes y conectadas a las redes, una "moda" que implica aprovechar el talento de la sociedad.

Así lo han puesto hoy de manifiesto los participantes en el Congreso "Smart Cities", cuya inauguración en el Centro Cultural de Las Cigarreras, en Alicante, ha comenzado con un minuto de silencio en honor a Steve Jobs, recientemente fallecido.

Los asistentes también han sido obsequiados con una manzana -logo de Apple-, y una breve audición de un pasaje musical de Johann Sebastián Bach, uno de los preferidos de Jobs.

Durante el acto de apertura, el presidente de Philips Ibérica, Ignacio Ayerdi, ha recordado que el 70 % de la población mundial vivirá en 2020 en ciudades y éstas, ha dicho, deben caminar de forma sostenible y viable desde la perspectiva económica.

El presidente de Philips, empresa que patrocina el congreso, ha hecho, además, un llamamiento para salir del actual "círculo depresivo" y movilizar "urgentemente" recursos públicos y privados.

En este mismo sentido, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, ha animado a fomentar la colaboración entre el sector público y privado, y ha indicado que ya es necesario planificar los servicios e infraestructuras para afrontar el futuro crecimiento demográfico.

Por su parte, el director del Club Innovación Urbana y profesor del Instituto de Empresa, Gildo Seisdedos, ha explicado que se ha pasado de la gestión urbana enfocada hacia las tres "B" (baches, basuras y bombillas) a avanzar hacia la "ciudad inteligente".

A su juicio, este concepto "de moda" proporciona nuevas oportunidades de negocio a las empresas, en especial las tecnológicas y las clásicas de provisión de servicios (agua, transporte, etc).

Ha añadido que la innovación urbana obliga a ser cada más eficientes, es decir, "hacer más con los mismo (o menos) y hacer las cosas de otra manera".

A su vez, Pablo Sánchez Chillón, director de Eolexcitylab -una empresa con sede en Alicante- y gestor urbanístico, ha argumentado que la urbe inteligente "no es sólo tecnología", sino que se asienta sobre los ciudadanos.

El desarrollo de estas ciudades, ha agregado, implica que sus habitantes dejarán de ser "meros receptores de servicios" y que la provisión de servicios públicos será optimizada (energía, movilidad y transporte, educación...).

Dentro de los proyectos de ciudades inteligentes, Sánchez Chillón ha destacado la "marea o tsunami" que está suponiendo la idea del "open data", es decir, las administraciones comparten los millones de datos e información con sus ciudadanos.

Las "smart cities" también deben modernizar la ordenación del territorio -"no se entiende que se haga como en el siglo XIX-, y sus plazas han de ser lugares "hiper-conectados" para sus habitantes, ha concluido Sánchez Chillón.