El tijeretazo del Consell de Alberto Fabra en las subvenciones tiene nombres y apellidos. Salvo excepciones, –el caso de las transferencias a la educación concertada– la mayoría de beneficiarios habituales de fondos públicos tendrán que apretarse el cinturón. Los ayuntamientos, las ONG, los partidos políticos y las fundaciones son algunas de las víctimas más descatadas de un ajuste, que en algunos casos, ha supuesto la desaparición completa de la línea de subvención. Los municipios valencianos, por ejemplo, que atraviesan una delicada situación financiera hallarán poco consuelo en los presupuestos. El programa de Administración Local, incluido el área de Presidencia, se reduce un 20 % al pasar de 9,1 millones de euros a 7,8. El bocado a las transferencias corrientes alcanza el 34 % y afecta a los fondos para la cooperación municipal. Esta ayuda, una reivindicación histórica de los municipios, arrancó el año pasado con la irrisoria cifra de 5 millones de euros. En 2012 sólo habrá 3 millones. El recorte en la ayuda a los municipios se refleja también en otros programas. Hacienda, por ejemplo, dedicará menos recursos a la tutela financiera de los municipios; mientras que las ayudas para el Plan de Mejora de los Municipios –programa estrella del Consell de Camps– se quedará con 11,1 millones frente a los casi 16 de 2011.

De drástica podría calificarse también el recorte a las ONG. En tiempos de crisis, la ayuda al Tercer Mundo cae en picado: de los 30 millones de 2011 a los 14 del año próximo. La tijera afecta a las ayudas a las ONG. El Consell además entierra las ayudas nominativas de la etapa del exconseller Rafael Blasco –incluidas las transferencias a fundaciones del entramado investigadas por nticorrupción– y la financiación para el polémico hospital de Haití, gestión del citado Blasco.

Tras la decisión de los grupos políticos en las Cortes de mantener intactas las ayudas para su funcionamiento, el Consell ha tratado de dar ejemplo, al reducir la subvención a los partidos políticos. Esta partida, incluida en Gobernación, pasa de los 2,2 millones previstos en 2011 a 1,7 millones. Sin embargo la reducción es mayor, ya que en realidad este año los partidos contaban con 3,1 millones por gastos electorales. La reducción es, en realidad, del 42 %.

La tijera también afecta a las fundaciones públicas. Víctimas de todo tipo: desde los «chiringuitos», en palabras de la oposición, hasta fundaciones de prestigio. Agua y Progreso, la entidad creada por el Consell para agitar la bandera del agua, sigue activa, a pesar de que su fuente de inspiración –recuperar el trasvase del Ebro– ha desaparecido del programa del PP. El Consell apenas rebaja su aportación que pasa de 680.000 a 489.000 euros. Por otra parte, el Consell se ha apretado el cinturón en septiembre y rebajó el gasto en 156 millones en relación al año 2010.