La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, adelantó ayer que el Ayuntamiento está trabajando para trasladar los restos mortales de Carlos Arniches al Jardín del Silencio, el espacio del cementerio alicantino donde descansan ya ilustres ciudadanos vinculados a la ciudad. Los restos mortales del prolífero artista teatral alicantino (1866-1943) están enterrados en Madrid, ciudad en la que desarrolló buena parte de su trayectoria profesional. La regidora aprovechó el homenaje a la memoria del periodista Rodolfo de Salazar y el abogado José Guardiola para explicar que el Ayuntamiento entablará conversaciones con la familia de Arniches con el objetivo de que accedan a trasladar al comediógrafo alicantino al Jardín del Silencio, donde ya se encuentran, dos años después de su inauguración, ilustres como el fundador de las Hogueras, José María Py; el escritor y arqueólogo Francisco Figueras Pacheco, o el médico Antonio Rico.

En la jornada de ayer, sin embargo, el protagonismo recayó en dos figuras de la cultura de la primera parte del pasado siglo : José Guardiola (1874-1946) y Rodolfo de Salazar (1880-1937).

El abogado alicantino, que descansaba en un nicho del cementerio, fue presidente del consejo de administración de la Caja de Ahorros, como de la Comisión Provincial de Monumentos o del Ateneo. Académico de la Real Academia de Bellas Artes, fue candidato a Cortes en tres ocasiones y desempeñó el cargo de concejal del Ayuntamiento alicantino desde 1897. Expulsado del Colegio de Abogados tras la Guerra Civil, fue rehabilitado poco antes de morir en 1946. Al íntimo y emotivo acto de ayer no quisieron faltar miembros de la familia de Guardiola, quienes homenajearon al abogado alicantino con una corona de flores que dibujaba la bandera republicana y una toga en recuerdo a su faceta como letrado.

Por su parte, Rodolfo de Salazar fue redactor jefe del diario conservador alicantino El Día hasta 1918. Posteriormente, desempeñó el cargo de redactor jefe de ABC y de Blanco y Negro. Poeta, novelista y gran admirador de Bécquer, fue presidente del Ateneo Científico Literario y Artístico, del Círculo de Bellas Artes de Alicante y Decano de los "Foguerers Majors" de les Fogueres de Sant Joan. Detenido al inicio de la Guerra Civil y liberado poco después, el periodista falleció en su tierra tras una larga enfermedad a los 57 años.

En su intervención, la alcaldesa, Sonia Castedo, calificó el Jardín del Silencio como "una semilla aleccionadora" en el "necesario recuerdo" de personajes "condenados al ostracismo" en Alicante.