Será por su relevancia en la religión católica o por lo que tienen de aventura, de leyenda o de morbo, pero las vidas de santos, tan difundidas en la Edad Media y tan visibles en el arte, la arquitectura y la literatura occidentales, siguen en la actualidad reflejados en la cultura popular y estudiados en las facultades de Historia y de Filología.

Cuando truena nos acordamos de Santa Bárbara y en muchas casas no falta un San Pancracio con su perejil para atraer el dinero. Además, algunas de sus vidas no tienen desperdicio. "En la Edad Media había mucha afición por conocer la vida de los santos, porque hay misterio, terror o aventuras", ha señalado a este respecto Marinela García, doctora del departamento de Filología Catalana y organizadora del seminario sobre estudios hagiográficos, y difusión, tradición y leyenda de las vidas de santos que se ha celebrado el viernes y el sábado en la Universidad con la presencia de expertos internacionales en hagiografía como Giovanni Maggioni de la Universidad degli Studi del Molise, Fernando Baños de la Universidad de Oviedo, Gemma Avenoza de la Universidad de Barcelona, o Carlos Vega del Wellesley College.

En el seminario se han analizado los avances alcanzados sobre esta materia que resulta vitan para entender la cultura y la literatura europeos. Tal como ha indicado Marinela García, "queda mucho por investigar en este campo y no sólo en literatura catalana, hay muchísimos testimonios y manuscritos antiguos debido a la enorme difusión que la vida de los santos ha tenido desde la Edad Media". Se trata además de un tema que, "para mi sorpresa sigue suscitando mucho interés tanto en el ámbito académico como en el popular".

No es raro dada la biografía de algunos de ellos. ¿Quién puede resistirse a leer la vida de Pelagia, santa travestida en monje a quien acusaron de haber dejado embarazada a una monja sin descubrirse su verdadero sexo hasta su muerte? O la de San Zoilo, al que tras ser torturado por defender su fe, le sacaron los riñones por la espalda para ver si así moría de una vez por todas, o algunos más populares como San Lorenzo, que murió asado en una parrilla después de pedir él mismo que le dieran la vuelta para asarse entero. Martirio, viajes, milagros, aventuras y misterio, de todo menos aburrido.