Luis Recalde fue el encargado de inaugurar esta semana el Congreso de Estudiantes de Farmacia de Alicante, que se celebró en la Casa de Cultura de Sant Joan.

Con la que está cayendo, ¿anima a estos jóvenes a que sigan el camino profesional de la farmacia?

Lo más importante de los jóvenes es que adquieran una formación, unos conocimientos. Y eso no hay crisis que se lo quite. Esta es la generación de estudiantes universitarios mejor formados en la historia de la universidad española. Las crisis económicas pasan y creo que el futuro va a ser estupendo para ellos.

¿También para la profesión de farmacéutico?

Claro. Farmacia es la tercera profesión en número de profesionales sanitarios en toda Europa y no tienen por qué cambiar las cosas. La gente sabe que el farmacéutico cumple una función reconocida y valorada por toda la sociedad.

¿A lo mejor estos jóvenes se tienen que hacer a la idea de que la botica ya no será un negocio tan rentable cuando a ellos les toque ejercer?

No todos los farmacéuticos trabajan en oficinas de farmacia. Sólo un 50% de los farmacéuticos que se forman en nuestro país acaban trabajando en la botica. El resto lo hace en otros ámbitos, desde la industria farmacéutica, la enseñanza, la investigación... no todo es oficina de farmacia, aunque sí es lo que más se ve.

¿Y algún consejo para estos últimos?

Les diría que, antes de ser farmacéutico son un agente sanitario, un profesional sanitario. El tema de la empresa es secundario, aunque vivan de ella. Un médico en su consulta también se puede enfocar desde el punto de vista de empresa, pero él no habla de clientes, habla de pacientes. Ese enfoque es el que se tiene que dar a los farmacéuticos. Ellos no trabajan con clientes, eso lo hacen los grandes almacenes, ellos trabajan con pacientes. Con lo que no venden productos. Un farmacéutico distribuye medicamentos. El enfoque económico del tema es importante en un contexto de crisis, pero secundario desde el punto de vista profesional. Si no la función del farmacéutico la haría un gran almacén y lo haría mejor, porque para eso tienen mayor formación comercial que un farmacéutico.

¿Critica entonces el ruido que se está haciendo en comunidades como la valenciana o la castellano-manchega por los incumplimientos económicos de los respectivos gobiernos autonómicos?

A fin de cuentas una farmacia es una pequeñita empresa. Tiene la misma capacidad de soportar que no se le pague que una pequeña empresa. Es igual que cualquier otra mercantil a la que la Administración deja de pagar. Una empresa de volumen importante, a lo mejor tiene la capacidad de aguantar esa situación, pero una oficina de farmacia no la tiene. A una botica, le deja de pagar la Administración dos meses y quiebra, tiene que cerrar. La situación es dramática para muchas oficinas de farmacia en España.

¿Le parecerían bien medidas como aumentar el copago o establecerlo para los pensionistas y así salvar los muebles en el sector farmacéutico?

Las medidas que tiene que hacer este país son las que hacen todos los españoles en sus casas. Nadie gasta más de lo que tiene. Pues exactamente eso es lo que tiene que hacer la Administración española. Lo malo es que en este estado se ha jugado a ser nuevos ricos durante diez años en un país en el que no somos ricos ni hemos sido nunca ricos. Somos un país que hemos llenado el mundo de inmigrantes y hemos estado jugando durante años a ser los ricos de Europa. Aunque en la misma situación se han encontrado otros países europeos, porque la culpa no ha sido sólo nuestra. Hay que poner los pies en el suelo y adaptarse a lo que nos están diciendo, que no es otra cosa que gastemos sólo lo que tenemos, no lo que no tenemos.

¿La Sanidad es lo último que debe tocarse para salir de esta crisis?

Obviamente. ¿Tú estás dispuesta a que te recorten la asistencia médica y la asistencia sanitaria? Me imagino que no. Por tanto, es lo último que se tiene que tocar.

¿Los laboratorios se van a ver en un brete con esto de la receta obligatoria de genéricos que comienza a partir de la semana que viene?

Los genéricos es una figura que existe una vez que que la patente ha vencido y una vez que el laboratorio ha explotado esa fórmula y la ha rentabilizado. Entonces, pasa a disposición de cualquier otro laboratorio, que no ha investigado la fórmula, por lo que el precio para los pacientes es más barato. Por lo tanto la de los genéricos es una buena política para los enfermos.