El prestigioso cardiólogo Vicente Bertomeu, con más de un centenar de publicaciones en su haber profesional, centrado en la investigación y en la atención clínica, es ya presidente de la Sociedad Española de Cardiología, después de que el jueves tomara posesión del cargo en un congreso en Las Palmas de Gran Canaria, dos años después de que fuera elegido para representar en esta entidad médica a más de tres mil cardiólogos de toda España. Bertomeu dirige la sección de Cardiología del Hospital de Sant Joan desde su creación, en 1991, y su máxima preocupación ha sido, y sigue siendo, mejorar la calidad asistencial a los pacientes.

¿Cómo anda el corazón de los españoles?

Los procedimientos terapéuticos y la asistencia hospitalaria de los pacientes con cardiopatías han mejorado mucho y se han reducido las cifras de mortalidad. El problema importante es que sigue aumentando el número de pacientes porque el éxito que se ha conseguido con los tratamientos de agudos no se ha logrado, ni de lejos, con las medidas de prevención, que siguen fracasando. El reto actual es mantener el nivel de tratamiento y eficacia de los procedimientos terapéuticos, pero el gran desafío es mejorar las medidas de prevención para evitar que la gente enferme.

¿Cuáles son las patologías del corazón más frecuentes en la actualidad?

La enfermedad coronaria, la insuficiencia cardiaca y la fibrilación auricular son los tres grandes grupos de patologías a los que nos dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo.

¿Cuál es el principal enemigo del corazón: el tabaco, el estrés o las patologías derivadas de una mala dieta y la falta de ejercicio?

Básicamente es el estilo de vida, porque un determinado estilo de vida sedentario se acompaña de sobrepeso, un exceso de alimentos ricos en grasas, exceso de hidratos de carbono y, además, se acompaña del tabaco. Esos tres factores de riesgo tienden a asociarse entre sí.

¿Hacia dónde caminan los avances tecnológicos y farmacológicos?

Van apareciendo nuevos grupos terapéuticos, como los anticoagulantes orales, hay nuevos antidiabéticos y más eficaces, porque la diabetes tiene mucha influencia en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Desde el punto de vista de tratamientos instrumentales, hay cada vez mejores formas de tratar a los pacientes, de maneras más eficaces y menos invasivas, tanto desde el punto de vista de la enfermedad coronaria como de las arritmias. Estamos hablando de nuevos tratamientos de angioplastias coronarias, mejores stents, más eficaces y con menores índices de complicaciones.

La tecnología avanza mucho más rápido que las posibilidades de aplicación al paciente. ¿Qué se puede hacer para que la asistencia iguale en ritmo a los avances que se están produciendo, teniendo en cuenta los recortes presupuestarios?

Eso depende de la infraestructura sanitaria. Realmente, los fármacos, cuando están aprobados por el ministerio, están de libre disposición para todos y la distribución puede ser inmediata; de hecho, verá cómo los nuevos anticoagulantes en los próximos seis meses van a cambiar radicalmente el tratamiento de estos pacientes. El problema son los métodos diagnósticos, que son muy caros, las resonancias nucleares magnéticas, equipos de TAC..., lógicamente son un aparataje mucho más caro, que implica una dotación económica previa. Y, luego, los tratamientos más sofisticados sí que es verdad que tardan un tiempo en ser aplicados. Sin embargo, ese no es el problemas, sino que utilicemos bien los métodos que tenemos de diagnóstico y tratamiento, que son muy buenos, pero hay que aplicarlos correctamente.

¿En qué se está fallando?

A veces la gestión sanitaria no es la más adecuada. No depende de tener el aparato, sino de que esté manejado por personas expertas. En algunos hospitales se hacen inversiones materiales pero no se hacen las mismas inversiones en material humano, que es mucho más importante.

Canarias tiene uno de los índices más altos en obesidad infantil, ¿esto podría provocar una epidemia de patologías cardiovasculares en las próximas décadas?

Sí, ese es el gran riesgo, que los adolescentes y los niños tienen unas tasas de sobrepeso, incluso de obesidad, muy por encima de lo recomendable, incluso de lo admisible. Eso es un problema de todos, no del sistema sanitario, sino de las familias. Es un problema de educación sanitaria en los colegios y las familias.

La muerte súbita es una patología no prevalente, pero que cada caso sacude a la sociedad por tratarse de pacientes muy jóvenes. ¿Se ha avanzado algo?

Hemos avanzado en una cosa, que la sociedad ha tomado conciencia y el primer paso para resolver un problema es identificarlo y asumirlo. Desde la SEC hay un proyecto para hacer un registro de casos porque, lamentablemente, tiene mucha publicidad cuando es un deportista o una persona conocida, pero menos en los anónimos. Para nosotros la importancia es la misma, y queremos hacer un registro para que todos pesen igual, para conocer la magnitud del problema, y que en todos los centros públicos haya desfibriladores y personal capacitado para utilizarlos.