Aprender a cooperar y ser solidario no implica memorizar ningún libro de texto. Basta arremangarse, poner manos a la obra y adquirir responsabilidad. Así lo enseñan, con la práctica, en el colegio El Palmeral de Alicante, donde los estudiantes más mayores, que apenas rondan los once años, ayudan a comer a los más pequeñitos, de tres y cuatro años, y les hacen las camitas antes de volver a las clases de la tarde. Los pequeños comen mejor de manos más jóvenes y éstos maduran.

"Les coges cariño, como si fueran tus hermanos pequeñitos", confiesa Paula Pérez, una de las cooperantes voluntarias. Es, a un tiempo, la más pequeña de su casa y la que más atenciones recibe. Con esta práctica devuelve en su cole, que funciona como una gran familia, lo que recibe en casa.

"Yo ya sabía que me gustaba hacer esto porque tengo un hermano de un año", interviene Ángela Valera, más experimentada que su compañera. "Me gusta mucho dar de comer a los pequeños", añade Andrea Cuevas.

Voluntarios con permiso

Todas ellas son voluntarias. Sus padres han firmado previamente un permiso que les compromete a colaborar con los monitores de comedor. "Nos ayudan a controlar a los pequeños y para ellos es muy beneficioso. Se crean lazos de cariño porque están todos en el mismo colegio", apunta Jessica, una de las monitoras, mientras intenta que uno de los más reacios se coma el menú. Gemma Llorca corrobora la "gran ayuda" que supone la colaboración de estos alumnos: "Va muy bien, la verdad, porque cada monitor atendemos a 21 niños pequeños y el trato se hace más cercano así".

Los monitores de comedor controlan la labor de sus jóvenes ayudantes, quienes saben bien lo que tienen que hacer: "Si lloran mucho, no tenemos que agobiarles, incluso retiramos la bandeja", explican Alexandro e Inés, voluntarios como Julia Nácher, a quien le "encantan" los pequeños, hasta el punto de que quiere ser "profesora de guardería". Manuel Fernández, profesor encargado del comedor, destaca que la escuela entera está implicada en el proyecto para concienciar a los alumnos en la ayuda y cooperación. "Saben que si quieren ayudar a los pequeños, ellos mismos tienen que ser responsables y hacer los deberes. Personalmente, prefiero buenas personas antes que buenos alumnos, porque en la enseñanza no todo es estudiar".