Entre sorpresa, dudas e interrogantes. Los pacientes que acuden estos días a su centro de salud a recoger sus recetas médicas están recibiendo junto a las mismas una hoja en la que, a modo de factura, se les informa del precio de cada una de las medicinas que consumen y del coste global de su tratamiento.

La Conselleria de Sanidad ha puesto en marcha esta medida, de carácter informativo, para concienciar a la población sobre el elevado gasto farmacéutico. Sin embargo, ha creado confusión entre los enfermos que, ante la novedad de una iniciativa que ha arrancado sin previo aviso, no saben si realmente tienen que pagar la cantidad que marca el impreso, que, además, va a acompañado de una serie de recomendaciones, como la de no acumular medicamentos e indicar al médico los envases de medicinas que no necesita.

Es el caso de una paciente del centro de salud de San Blas,María Hernández, quien esta semana acudió para recoger las recetas para su tratamiento de tiroides. "He ido como siempre al mostrador del centro de salud para que me dieran recetas para los próximos dos meses y, junto a ellas, me han entregado un papel en el que pone que el coste del tratamiento es de 20,30 euros, muy superior a lo que suelo pagar en la farmacia por las medicinas. Enseguida me he ido a preguntarle a mi médico porque no sabía si realmente tenía que abonar ese dinero".

En el caso de los pacientes crónicos de mayor edad estas facturas se pueden llegar a disparar hasta los 3.100 euros, como le ocurre a la ilicitana C. B. G., una enferma de diabetes, colesterol, hipotiroidismo, alergia y que además padece problemas de hígado. La nueva medida le alarmó y también acudió de inmediato a su médico para saber si tenía que desembolsar semejante cantidad de dinero por las medicinas.

Desde la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar, su responsable de Comunicación, Javier Blanquer, asegura que la Conselleria de Sanidad ha puesto en marcha esta medida "para tratar de concienciar a la población sobre el elevado gasto farmacéutico y sobre lo que cuesta realmente un tratamiento farmacéutico anual".

El objetivo, apunta Blanquer, "es que hagan un buen uso de los medicamentos y, en el caso de que no necesiten un fármaco, porque ya lo han dejado de tomar o porque en casa tienen, no lo compren y se lo digan a su médico para que no se lo recete". Con todo, Javier Blanquer cree que esta medida tendrá sólo efectos a corto plazo "porque la lectura de la factura resulta muy farragosa y la gente dejará de mirarla en cuanto se acostumbre".

"Una humillación"

Sin embargo, para la asociación Defensor del Paciente "este es un primer paso para un copago farmacéutico con la excusa de que hay que recortar el elevado gasto en medicamentos", señala Carmen Flores, presidenta de esta entidad. Actualmente, en España los jubilados no pagan nada por la medicación. Los demás pacientes abonan el 40% de la medicación, el 60% restante está financiado por la Seguridad Social.

Al enfermo, añade Flores "no se le puede humillar entregándole facturas de ninguna clase, ni hospitalaria ni farmacéutica, porque la sanidad la financiamos todos a través de nuestros impuestos". Para el Defensor del Paciente el copago "es anticonstitucional" y en el caso de que se instaurase "nos deberían dar la opción a los ciudadanos de si queremos seguir pagando por el sistema sanitario a través de nuestros impuestos". La responsable de esta organización reclama que los gobiernos autonómicos "nos den una factura con todo lo que se gastan al año en asesores o ágapes, porque es ahí donde se deben hacer los recortes, no en la sanidad".