El máster de aptitud pedagógica para profesores de Secundaria ha hecho saltar la chispa entre las dos universidades de la provincia. Ninguna de ellas quiere hablar de enfrentamiento, por boca de sus respectivos responsables, pero el distinto modo de proceder entre una y otra a la hora de impartir esta especialidad, la más demandada por el alumnado, está provocando las primeras tiranteces.

"Las universidades no tendríamos sentido si la enseñanza no se hace presencial, con el consiguiente valor añadido de la motivación y el aprendizaje a través de la participación en clase", subraya la decana de la Facultad de Educación en la Universidad de Alicante, Mari Ángeles Martínez.

Por contra, el director de este mismo máster en la Universidad Miguel Hernández, Javier Morales, destaca que lo que más valoran los alumnos es poder estar trabajando y hacer el curso al unísono. "Les retrae mucho lo de la asistencia a clase", indica.

Y ahí es donde está la clave, en esa demanda. El centro de Alicante ha matriculado este año a 370 alumnos y el de Elche a 520, un 30% más y con una lista de espera de otro centenar de alumnos.

"La enseñanza aislada e individualizada, en casa y con el ordenador, no la valora esta Facultad de Educación y por lo tanto no la ejercemos", insiste la decana alicantina. Y va más lejos: "Hay que tener unos principios pedagógicos y unos valores educativos, porque, si no, iríamos a sacar más dinero, y no es cuestión".

Morales replica que los matriculados ya son "mayores y responsables", gente con "cierta responsabilidad que sabe organizarse para cumplir" con los objetivos del máster. Y también se defiende de las dudas que la enseñanza no presencial pueda plantear sobre la calidad de la formación ofrecida: "Nosotros hemos pensado un máster para que el alumno salga satisfecho y bien preparado a la hora de presentarse a unas oposiciones. El programa formativo que proponemos es muy adecuado para ello".

El máster de aptitud pedagógica es de los únicos en toda España que está regulado por un decreto ministerial para tratar de unificar los criterios de cara a la formación de los futuros docentes en todas las comunidades. También tiene el mismo coste en las dos universidades, ya que las tasas se establecen a nivel de la Comunidad Valenciana.

Por el mismo dinero, 879 euros, se obtiene el mismo título, como añade Antonio Díez, director del master en Alicante. "Nunca puede ser lo mismo venir a clase a diario, de 17.00 a 21 horas, que únicamente asistir dos horas en toda la semana" y trabajar el resto del currículum "en solitario". "No se trata tanto de tener muchos alumnos y poder cobrar una matrícula, porque no trabajamos para eso en esta Facultad", precisa la decana. "También podríamos hacer un máster "on line" si quisiéramos pero éste no creemos que sea especialmente idóneo para ello", sostienen en Alicante.

El primer año, la Miguel Hernández tenía algo menos de 200 matriculados, el pasado curso rondó los 400, y para esta nueva edición se han vuelto a superar las previsiones. Javier Morales rechaza cualquier crítica sobre la calidad de la enseñanza que imparten por el hecho de que sea semipresencial. No es obligatoria la asistencia a clase pero sí es imprescindible acudir a los seminarios que se organizan a lo largo del curso, puntualiza.

El director del máster en Elche explica además que "damos las clases en el aula, pero después también en la plataforma digital se cuelgan todos los materiales y trabajos, por lo que se pueden seguir las asignaturas sin necesidad de que haya que firmar".

Un centro ofrece todas las materias y el otro turno de mañana

"Nos podemos equivocar cincuenta veces, pero queremos formar a los mejores profesionales de la enseñanza". Esta proclama del director del máster en Alicante tiene como respuesta que "en Elche, Altea y Orihuela se exigen 120 horas de prácticas en los institutos, mientras que en el campus de San Vicent del Raspeig son muchas menos", algo que denotaría un nivel de exigencia mayor. Sin embargo, en Alicante se ofrecen la totalidad de las diecinueve especialidades y el centro ilicitano se circunscribe a catorce y no en sus tres sedes. "Cuesta mucho mantener alguna especialidad con tan pocos alumnos pero se ha decidido hacer el esfuerzo por la mejor docencia", destaca la decana. En Elche empiezan mañana lunes, en Alicante lo hicieron una semana antes, pero el ilicitano, por vez primera, ha abierto un grupo en horario de mañana con más de 80 personas y cuenta con el atractivo de conciliarlo con la vida laboral y familiar.