Luisa Pastor roza ya los tres meses al frente de la Diputación. En todo ese tiempo, sus esfuerzos se han centrado en adelgazar los gastos de la institución y en trasladar una imagen de máxima austeridad de cara al exterior. Los tiempos que corren así lo requieren. Ahora, con las batallas internas del partido ya aplacadas, la presidenta y alcaldesa no tiene reparos en analizar y admitir que las guerras intestinas entre campistas y ripollistas fueron de todo menos positivas.

¿En qué ha cambiado la Diputación en apenas tres meses?

En cuanto a organización sigue siendo la misma, pero posiblemente ha cambiado... Estamos analizando todos y cada uno de los organismos intentando algo tan básico como reducir los costes. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es analizarlos en profundidad, ver cómo, dónde y de qué manera se puede recortar. No es fácil. Cuando uno es empresario, toma sus decisiones. Pero esto es una empresa pública, con lo cual las decisiones siempre se tienen que adoptar de una forma consensuada. Se está haciendo un trabajo entre comillas poco lucido, pero imprescindible y necesario en los momentos actuales.

Su primera medida ha sido meter la tijera y recortar asesores. ¿Tan mal estaban las arcas de la institución? ¿O es que veía excesivo el número de cargos de confianza del anterior equipo de gobierno?

Aunque las arcas estuvieran en perfecto estado, que no es el caso, en estos momentos hay que intentar racionalizar los costes de las cosas. No sólo se trata de ahorrar por ahorrar, sino que es necesario. En tiempos de crisis todos los recursos deben ir destinados a ayudar a los ayuntamientos. Hay que arrimar un poco más el hombro. A mí no me gusta poner en cuestión ninguna gestión de ningún gobierno, tanto si es de mi partido como del contrario. Soy de la opinión de que cada persona, cuando ostenta un cargo, en principio intenta hacerlo lo mejor que sabe y puede. A partir de ahí, tenemos que adaptarnos a los tiempos e intentar que los recursos vayan dirigidos a lo que hace falta, a la ayuda a municipios. Revisaremos todos y cada uno de los organismos y después, cuando tengamos la radiografía de todo, tomaremos las medidas necesarias. Intentaremos afectar lo menos posible a la plantilla de trabajadores de esta institución, pero habrá casos en los que necesariamente tendrá que haber recortes y reducciones. Pero eso después de tener la radiografía bien hecha. No vamos a dar palos de ciego.

Aunque no le guste valorar la gestión de sus antecesores, imagino que sí vería desproporcionado que los consejeros de SUMA percibieran 1.200 euros cada vez que asistían a un consejo, cuando muchas veces las reuniones se finiquitaban en menos de una hora.

Nunca he formado parte del consejo de SUMA y por lo tanto desconocía lo que se cobraba. Ni lo critico ni lo dejo de criticar. Cuando a mí me ha tocado la responsabilidad creo que es razonable que los consejeros cobren lo máximo lo que se cobra por un pleno (ha rebajado la dieta hasta los 300 euros).

Usted vio positiva la masiva presencia de alcaldes en la Diputación. ¿No le preocupa la ausencia continuada de primeros ediles en el día a día de la institución?

La mayoría de diputados, diría que un 99%, están cumpliendo sus funciones con mucha responsabilidad. Si hay algún diputado que está menos también tenemos que tener en cuenta que a veces tiene obligaciones en Madrid. En fechas muy breves, porque saldrán las listas, tendrán que renunciar a una plaza u otra. Diría que sólo hay una persona así, que es la vicepresidenta primera (Adela Pedrosa). Lleva el área de recursos humanos y le podamos dar ese margen de confianza. Cuando decida uno de los dos cargos, el tema se estabilizará.

¿Qué objetivos se ha marcado para los próximos cuatro años?

En principio, ordenar y racionalizar el gasto. Y sobre todo, que la Diputación sea un organismo que esté al servicio de los municipios. No tenemos ni debemos apostar por grandes proyectos. Mis antecesores han cogido una época muy buena, de bonanza económica y han podido hacer proyectos importantes, como el MARQ y el ADDA. Yo no pretendo llevar adelante grandes inversiones. El objetivo es que todas vayan pensadas a reactivar la economía de la provincia. Para eso tenemos que tener recursos y sacarlos de debajo de las piedras. Con eso me daría con el canto en los dientes.

Me ha hablado del Auditorio. ¿Con la que está cayendo, cree que se podrá convertir en un referente nacional en el mundo de la cultura?

Un referente en cuanto a audiciones musicales, que en principio es para lo que estaba pensado, lo veo muy difícil en estos momentos. Porque ser un referente en estas materias requiere mucho dinero y no creo que sea una prioridad. Se hará lo que se pueda. Si mejoran las condiciones económicas, podremos ir mejorando los eventos que se traigan a la ciudad. Si se quiere popularizar todo esto, hay que esperar a momentos mejores. Y trabajar desde Cultura para que cuesten el menor dinero posible. Eso se consigue conveniando con instituciones superiores. Estoy segura de que llegarán, pero no con la frecuencia que debería.

¿Luisa Pastor va a pelear para que la Generalitat pague los 18 millones que adeuda a la Diputación por el ADDA?

Naturalmente que voy a pelear. No cabe la menor duda. Dentro de unos días voy a tener una entrevista con el conseller Vela y le plantearemos las cuestiones que tenemos aquí.

¿Cuándo se le ocurrió presentarse a la presidencia de la Diputación?

No, no (risas). Es consecuencia de unas circunstancias que se dan. Primero, los resultados electorales en la comarca de l'Alacantí, donde Joaquín Ripoll queda fuera de toda posibilidad...

Pero para quedar fuera tenía que haber otra lista. Y al parecer se cocinó en San Vicente.

No, no, no (risas).

¿Pero fue usted la que lo propuso o le instaron a presentarse?

Si analizáis los resultados electorales, veréis... El PP obtiene la mayoría absoluta en Sant Joan, Mutxamel, San Vicente y Alicante; en El Campello gana las elecciones...; y antes hay una controversia entre el presidente de la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante. Aquí hay unas circunstancias que de alguna forma dejan a Joaquín Ripoll sin la posibilidad de formar parte de esa lista. Eso, unido al conjunto de toda la provincia, pues hay unos posibles candidatos y Joaquín no tiene ninguna posibilidad porque ha quedado excluido claramente y entre las personas que optan a esa presidencia, pues estoy yo.

Pero no me ha respondido.

Yo no me propuse en ningún momento.

Imagino que entenderá el cabreo que pilló su antecesor.

Sí, pero la política y la democracia es un poco esto. Es aceptar los resultados, y más si estamos todos dentro de un mismo equipo. En la entrevista que tuve con Joaquín Ripoll antes de la toma de posesión me confesó que en la vida hay que saber ganar y perder. Ahora a él le había tocado perder, lo aceptaba, y ya está. Las cosas tienen que seguir funcionando de manera normal.

¿Ve lógico que quisiera optar a un tercer mandato pese a estar imputado por cinco graves delitos en el escándalo Brugal?

Veo lógico que quiera repetir. Joaquín ha estado ocho años y ha ocupado cargos importantes dentro del Gobierno valenciano. Lo veo lícito. Después, las circunstancias lo impiden. En cuanto a Brugal, me gusta dejar actuar a la Justicia y ella dirá si hay algo o no. En principio creo en la honorabilidad de la persona y en la palabra que él ha dado. No tengo por qué dudar de su honradez.

¿En qué posición queda la alcaldesa de Alicante después de todo lo que está revelando el sumario?

Me pronuncio igual. Es una magnífica alcaldesa. Las cosas hay que verlas en su contexto y hay que confiar en la Justicia, en que sea ecuánime. Estos casos están muy mediatizados y eso no es bueno.

¿Qué me dice de Gürtel y de Francisco Camps?

Creo que el presidente Camps es una persona muy honorable. Estoy convencida de que la culpabilidad que se le imputa no es así. Creo que es una persona que tiene mucha credibilidad. La Justicia dirá si es así o no. Hay que darle un margen de confianza y creo que hemos perdido un gran político.

¿Cree que podría volver a la primera línea política si al final se le declara inocente?

Si se fallara a su favor, Francisco Camps se le debería recuperar y recompensar. No sólo a él, sino a toda su familia. Están sufriendo mucho. Sobre todo, si uno tiene la convicción de que es inocente. Y yo creo que él la tiene.

¿Con su caída, se podría decir que las grandes batallas internas en el PP ya son historia?

(Silencio). Lo suyo es que se disuelvan. Por el bien de un partido, debe ocurrir así. Hubo un enfrentamiento importante y creo que eso fue un grave error. En estos momentos, si la causa eran dos personas (Camps y Ripoll), ninguna está en la primera línea política. El partido debe olvidar esos momentos.