­Un atracador falleció ayer y tres viandantes resultaron heridos en un tiroteo tras asaltar una joyería en la avenida Alfonso El Sabio de Alicante junto con otros dos ladrones. Uno de ellos fue detenido y el tercero huyó en un coche robado en el que se encontraba una pareja a la que tomó como rehenes. El espectacular suceso, que sacudió el centro de Alicante en plena hora punta, en torno a las 20.30 horas, tuvo lugar en la joyería Siglo XXI, ubicada en una esquina de la citada avenida con la calle César Elguezábal. Tres atracadores, uno de ellos armado con un subfusil y otro con una escopeta de cañones recortados, entraron en el comercio y vaciaron todos los escaparates del local.

Un transeúnte dio la voz de alarma a la Policía y las patrullas llegaron a la zona en pocos minutos. Al ver llegar a los agentes, los tres atracadores que estaban cargando el botín sustraído en su coche, aparcado frente a la puerta de la joyería, abrieron fuego contra ellos. Se oyeron más de treinta disparos. Como consecuencia del fuego cruzado, uno de los tres asaltantes, que llevaba chaleco antibalas, murió abatido por un tiro en un ojo y un policía recibió un impacto también en su chaleco, aunque no resultó herido.

Un atracador muere en un tiroteo tras el asalto a una joyería en el centro de Alicante

Además del fallecido, el tiroteo hirió a tres personas más, peatones que transitaban a esa hora por Alfonso el Sabio. Una mujer de 51 años resultó la herida más grave. Fue trasladada al Hospital de Sant Joan, donde no se temía por su vida pese a que recibió un impacto de bala en el costado izquierdo. El segundo afectado fue un hombre de 63 años, que presentaba esquirlas de bala en la espalda y una herida abierta en el dorso. El tercero fue un joven de 23 años, al que el rebote de una bala le alcanzó en la muñeca cuando circulaba con su vehículo. Los dos varones fueron trasladados al Hospital General de Alicante. Los efectivos sanitarios también asistieron a varias personas que sufrieron ataques de ansiedad, entre ellas las tres dependientas de la joyería.

Tras caer abatido el primero de los atracadores, los otros dos se escaparon por la calle César Elguezábal, iniciando una persecución a pie seguidos de cerca por los agentes. Uno de los dos huidos fue alcanzado por los policías en el paseo de Canalejas. Una mujer que presenció la detención explicó la espectacularidad de la acción: «Parecía una película de Hollywood. Estábamos con los niños en los columpios del paseo cuando de repente irrumpieron una serie de personas a la carrera, con las armas en la mano. Los policías cogieron a uno de los ladrones y lo redujeron».

El tercer atracador siguió corriendo hasta el centro comercial Panoramis, donde la Policía acordonó la zona para intentar evitar su escapada. Según informaron fuentes policiales, el ladrón secuestró un coche con una pareja a bordo para huir del lugar. El vehículo se dirigió a la carretera de Agost, donde dejó a la pareja a la altura de un club. Desde ese puntó continuó su fuga con el vehículo robado en dirección desconocida. Más tarde se ha podido saber que la Policía lo ha interceptado de camino a Castellón, donde se supone que trataba de huir a Francia.

Mientras los policías perseguían a los huidos, en el lugar de los hechos, en Alfonso el Sabio, donde yacía el cuerpo del atracador fallecido, se desató un espectáculo que agolpó a decenas de transeúntes y curiosos. Los agentes, que movilizaron a más de una quincena de vehículos, montaron un gran perímetro de seguridad, que abarcó desde el Mercado Central hasta la plaza de los Luceros, cortando una de las principales arterias de la ciudad en plena hora punta. El hecho de que el tiroteo sucediera a las 20.30 horas, momento en el que coinciden las personas que realizan las últimas compras con las primeras que salen a cenar y disfrutar de la noche, contribuyó a aumentar la magnitud del caso.

«Creíamos que estaban celebrando la victoria del Hércules con una traca», manifestaba una señora que se encontraba realizando compras en uno de los establecimientos que pueblan la zona. Más afectadas se mostraban las personas que en el momento en que se desencadenaron los hechos se encontraban la zapatería infantil El Tren, situada en la acera de enfrente a la joyería Siglo XXI. Hasta allí llegaron los casquillos.

«La gente se ha escondido incluso en los aparcamientos subterráneos», explicaba uno de los testigos, por lo que el pánico provocado por el tiroteo se extendió hasta los bajos del centro de la ciudad. «Han salido disparando con pistolas y recortadas», clamaba otro de los hombres que presenció los hechos en directo. La mayoría de los presentes destacó la rapidez con la actuaron las fuerzas de seguridad. «Se han personado enseguida, nada más comenzar el atraco».

La Policía científica examinó minuciosamente el vehículo de los atracadores, un Megáne de color azul oscuro. Una hora y media más tarde del cruce de balas aparecieron en escena los agentes de la Policía judicial y los forenses, encargados de levantar el cadáver. En torno a las 22.30 los restos mortales fueron introducidos en un furgón del Instituto de Medicina Legal, donde fueron trasladados en dirección al Hospital General para ser sometidos a una serie de pruebas paraz determinar si presentaba más heridas u orificios de bala.

Los disparos llegaron a establecimientos a 50 metros de distancia

El fuego cruzado entre policías y atracadores en Alfonso el Sabio causó verdadero pánico entre los muchos presentes que se encontraban en ese momento en el lugar de los hechos. Los testigos aseguran que se oyeron más de treinta disparos. Algunos de ellos alcanzaron la fachada de establecimientos situados a más de cincuenta metros de distancia. Las balas llegaron incluso a locales situados en la acera de enfrente a la joyería, por lo que cruzaron toda la carretera. Fueron muchos los curiosos que sacaron el móvil para hacer fotos a los boquetes de gran diámetro que se podían apreciar en cristales, paredes y persianas. «Es impresionante. Fíjate como han pasado las balas, prácticamente a la altura de la cabeza. Nos podrían haber matado», se decían unos a otros los allí presentes.

Las terrazas de los bares y restaurantes que copan la avenida, y que a esa hora, como es habitual, estaban repletas de clientes, tuvieron que ser desalojadas de inmediato por los agentes. Los Policías montaron un gran perímetro de seguridad entre el Mercado Central y los Luceros, impidiendo el paso a toda persona ajena a lo sucedido. Incluso se prohibió el paso a los residentes en la zona y a las personas que tenían estacionados sus vehículos en los aparcamientos subterráneos. B. C.