Si caminas con muletas sin sentir las piernas debido a una esclerosis múltiple, tienes que desplazarte diariamente al centro a llevarle la comida a tu madre ya mayor o a acompañarla al médico y te encuentras con que las plazas de aparcamiento para minusválidos que hay cerca de tu destino están ocupadas por otros coches o incluso por un contenedor de restos de obra, ¿qué haces? Lo normal es que lo dejes en algún lugar donde no moleste confiando en que tu tarjeta de discapacitado y tu coche con el asiento del conductor y el volante visiblemente adaptados, te salven de la multa mientras le llevas el táper a tu madre. Pero no siempre funciona. Esto lo sabe bien Teresa, una mujer que después de tres arrastres de la grúa y de unas cuantas multas por no aparcar bien, se ha decidido a hacer público su caso.

"La primer vez que se llevó mi coche la grúa, lloré, la segunda pagué y presenté una denuncia en Comisaría y varios escritos al Ayuntamiento y la tercera he decidido denunciarlo públicamente y ante el defensor del pueblo". La primera vez Teresa aparcó en un lugar reservado a una persona concreta, "y pasé una vergüenza horrible porque yo no sabía que existían ese tipo de plazas". La segunda le retiraron el coche de una zona de carga y descarga de la calle Jerusalén "aunque los minusválidos sí pueden estacionar en dichos lugares y los dos aparcamientos de minusválidos próximos estaban ocupados". En cuanto a la tercera, fue el lunes pasado de la plaza de la Montañeta, "en un lugar que no obstaculizaba el tráfico, frente a Hacienda". Teresa, que ha querido exponer su caso porque "somos muchas las personas con dificultades de movilidad que tenemos verdaderos problemas", cree que "no estaría de más que los encargados del orden público y del tráfico tuvieran un poco de sensibilidad y entendieran que lo tenemos difícil". Así lo ha solicitado en varias cartas dirigidas tanto al concejal de Tráfico, Juan Seva, como a la alcaldesa. En ellas, además de denunciar su caso y la falta de plazas para minusválidos en el centro, adjunta fotografías con aparcamientos ocupados por contenedores o por coches normales y pide la ayuda y la comprensión de la administración pública hacia las personas con problemas de movilidad.

Con muletas y sin ayuda para recoger su coche

Ayer Teresa acudió al depósito de Babel a recoger su vehículo y, pese a ir con muletas con evidentes dificultades para desplazarse, tras pagar los 120 euros del arrastre y los 45 de la multa, los encargados del servicio la remitieron al enorme aparcamiento limitándose a indicarle que "su coche está por ahí en medio" sin ayudarla a acceder a su vehículo, algo de lo que este diario fue testigo. Teresa tuvo que deambular por el solar hasta localizar su coche que, curiosamente, se encontraba en la zona más alejada de la entrada. "Sólo pido algo de humanidad aunque supongo que los agentes y los funcionarios sólo hacen lo que les mandan los políticos".