Un marido ha asegurado que su ex mujer se apropió sin su conocimiento de 240.954 euros de sus cuentas bancarias aprovechando un viaje a Italia con el objetivo de retomar la relación, y donde la mujer desapareció una mañana tras una supuesta cena romántica "con mucho vino".

Así lo ha asegurado en el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Alicante Gerardo F.G., de 45 años, donde el fiscal pide 4 años de cárcel tanto para su exmujer, la venezolana Mónica Irene G.O., de 33 años, como para una amiga de ésta y abogada, Yolanda G.M., quien presuntamente hizo de intermediaria en el desvío del dinero.

El denunciante, que tiene un hijo de 5 años con su ex, ha relatado que después de estar separados de hecho y de que la mujer y el hijo estuvieran más de un mes en Venezuela, ésta regresó en septiembre de 2008 y le convenció para hacer un viaje a Roma para una reconciliación "por el bien del hijo común".

Según su versión, aceptó y el día 9 de septiembre viajaron a Roma desde Valencia aunque la víspera de su regreso, dos días después, ella le propuso una cena romántica en el transcurso de la cual le dio "a beber mucho vino".

Ha continuado que cuando se levantó a la mañana siguiente "ella y su hijo no estaban" y que se llegó a asustar tras buscarles sin éxito por los alrededores del hotel durante dos horas.

Entonces, acudió a una comisaría de la policía italiana para denunciar la desaparición, y al regresar al hotel le dieron a entender que ella le podría haber abandonado.

Pese a que le había dado a su entonces esposa 4.000 euros para organizar el viaje que ella le había propuesto, una vez en el aeropuerto la compañía Alitalia le explicó que los billetes de avión habían sido sacados sin vuelta.

Una vez que pudo regresar a Alicante, también descubrió que habían desaparecido los 240.954 euros que tenía en varias cuentas y que sólo le quedaba un saldo de 69 céntimos.

Este hombre ha dicho que durante el viaje no pudo ser localizado por el banco por estar incomunicado debido a que ella le había informado de que le había perdido el teléfono móvil justo antes de ir al aeropuerto.

Además, ha expuesto a la sala que después de la desaparición estuvo 9 meses sin noticias de la mujer y su hijo hasta que, por un detective privado, descubrió que vivían muy cerca, en Elche.

Esta versión se contrapone a la ofrecida por la acusada, quien ha reconocido que hizo los traspasos de dinero aunque lo ha justificado en unas gestiones consentidas por su entonces marido para abrir un negocio de venta de bisutería en el centro de Alicante.

Además, ha aducido que otro de los motivos para derivar todo el dinero era que buscaba "resguardar el patrimonio familiar" debido al "despilfarro" del hombre por su supuesta adicción a la cocaína y al juego, aspectos que éste ha negado.

En todo caso, la mujer ha desmentido que en esa época se hubieran separado de hecho y ha sostenido que su viaje previo a Venezuela fue por la enfermedad de su padre, mientras que su decisión posterior de abandonar a su marido se debió a sus adicciones.

Sí que ha asegurado que cuando se marchó del hotel de Roma le despertó para despedirse aunque sin especificar dónde iba, y ha añadido que dejó encargado a la dirección del establecimiento que le comunicaran su marcha a España, una vez que él preguntara por ella.

Ha detallado que la participación en los hechos de Yolanda G.M., quien le devolvió todo el dinero transferido inicialmente, se debe a que ella hacía de intermediaria para localizar con un local.

Se da la circunstancia de que la pareja se había casado el 1 de abril de 2004 en separación de bienes y que el mismo día de 2008 (meses antes de los hechos) cambiaron el régimen a gananciales, según la mujer a iniciativa del esposo y como regalo sorpresa de aniversario.

Además, en enero del mismo 2008 el marido había vendido unas acciones que tenía en una sociedad familiar, Gemajo SA, por 575.000 euros, cuando aún había separación de bienes.

La diferencia entre los 575.000 euros y los 240.000 retirados por la exmujer se habían dirigido a los gastos para la apertura de un restaurante en Alicante, según el hombre.