Y Blanco termina de enredarla. Poco contribuyó ayer el ministro de Fomento a aportar calma a las dudas y la polémica abierta en julio cuando la UE anunció financiación para el eje ferroviario Central y el "lobby" Ferrmed -140 asociaciones empresariales de toda Europa-, aseguró que en Bruselas no tenían claro el proyecto del Corredor Mediterráneo del Gobierno y, por tanto, no habría un euro.

A treinta y cuatro días de que la Comisión Europea (19 de octubre) anuncie qué corredores ferroviarios incluirá finalmente en la Red Transeuropea de Transportes, y en medio del clamor de empresarios y políticos de cinco autonomías mediterráneas para que el eje Algeciras-Francia por Murcia y Alicante sea el elegido, el ministro y portavoz del Ejecutivo central se descolgó en el Congreso proclamando nuevos objetivos.

No sólo convencer a Bruselas para que mantenga el eje Central, sino que, ahora, el trabajo del Gobierno se centra en que se incorporen también el Mediterráneo, el Cantábrico-Mediterráneo y el Atlántico-Mediterráneo para convertir a Zaragoza en un nodo logístico de primer nivel. Blanco afirmó esto en una respuesta a una interpelación de CiU.

El mismo ministro que el 12 de julio aseguró a empresarios y presidentes autonómicos que la inclusión del Corredor Mediterráneo en la Red Transeuropea estaba segura, ayer, dos meses después, suavizó el tono del discurso apuntando que el proyecto "tiene muchas papeletas para ser incluido", a diferencia, según el ministro, de lo que sucedió en 2003 -el gobierno de Aznar no lo presentó-, y que para el actual Gobierno es "irrenunciable".

En los últimos 60 días el Corredor Mediterráneo ha pasado de estar incluido en la Red Transeuropea a esperar ahora en la cola con otros dos corredores más y viendo como el Central ya está dentro.

Blanco quiso quitar, por otro lado, hierro a una posible exclusión del corredor, lo que le dejaría sin financiación europea para una actuación presupuestada en 50.000 millones de euros. Según el ministro de Fomento, Europa sólo aportaría el 10%. El resto corresponde a los presupuestos del Estado.

Uno de los matices incorporados ayer por el ministro al debate sobre los corredores fue que la construcción del Corredor Mediterráneo (50.000 millones de coste de los que hay invertidos 8.100 millones) dependerá de que el Gobierno mantenga el ritmo de inversión, algo que no invita a la confianza en pleno cataclismo económico en Europa y teniendo en cuenta las restricciones de financiación que desde el propio Gobierno español se han impuesto a todo tipo de proyectos de infraestructuras.